Aunque muchos imaginarían que vivir en una de las zonas más exclusivas de California garantiza seguridad y tranquilidad, la realidad es muy distinta para el príncipe Harry, Meghan Markle y sus hijos, Archie y Lilibet. En la ostentosa localidad de Montecito, donde el lujo se respira en cada esquina, también se ocultan preocupantes episodios de violencia, drogas y delincuencia, cada vez más frecuentes en sus calles.
La familia Sussex se instaló en Montecito tras romper definitivamente con la monarquía británica en 2020. En busca de privacidad y una vida alejada del foco mediático, compraron una impresionante mansión valorada en 14,65 millones de euros, rodeada de jardines, piscina y vistas de ensueño. Sin embargo, el supuesto refugio que Meghan describió como su "santuario de paz" se está viendo afectado por una ola de criminalidad.

La delincuencia se apodera de Montecito
Según informó recientemente el Montecito Journal, el 2 de mayo se produjo un incidente perturbador a plena luz del día: un hombre en libertad condicional fue descubierto por la policía manteniendo relaciones sexuales en un vehículo estacionado, mientras portaba cocaína. Lo alarmante es que esto ocurrió en una zona cercana a la residencia de los Sussex.
Ese mismo día, a tan solo cinco minutos en coche de su hogar, en la calle Olive Mill Road, otro suceso puso en alerta a los vecinos. Un robo en una propiedad privada terminó con la desaparición de una pistola Glock y varias sillas de alta gama. El ladrón logró entrar en un almacén cerrado.
Pero los casos no terminan ahí. The Mirror ha documentado otros episodios recientes, como la agresión física sufrida por dos personas en plena vía pública. Un hombre detuvo su coche para gritar a las víctimas, agarrar a una por el cuello y patear a quien intentó intervenir. Aunque el agresor logró escapar, la policía ha abierto una investigación.
El “santuario de paz” de Meghan Markle se convierte en un nido de altercados
Estas escenas, que parecerían sacadas de una película de Hollywood, están ocurriendo a pocos pasos del domicilio de Meghan y Harry, donde crecen Archie y Lilibet. La ironía no pasa desapercibida: mientras los Sussex invirtieron millones para proteger a su familia del escrutinio público, ahora conviven con el riesgo real de la calle.

A pesar de los lujos y las celebridades como Oprah Winfrey o Orlando Bloom que también viven en la zona, Montecito parece estar perdiendo su estatus de paraíso exclusivo. Y aunque Meghan ha declarado que su hogar le transmite calma y libertad, los crecientes incidentes delictivos están sembrando el miedo entre los residentes.