La dinámica cambiante de la familia real británica ha generado un sinfín de titulares y especulaciones desde que los duques de Sussex, Meghan Markle y el príncipe Harry, tomaron la decisión de apartarse de sus roles como miembros activos de la monarquía. Este movimiento no solo ha transformado la vida de la pareja, sino que también ha tenido un impacto significativo en la relación con la familia real y en la manera en que se gestionan los eventos y compromisos.

La última muestra de esta tensión se presenta en la próxima visita de Harry a Londres, donde se espera que participe en un acto en honor al décimo aniversario de los Invictus Games. Aunque este evento podría haber sido una oportunidad para reunir a la familia y compartir un momento de unión, la ausencia de Meghan plantea un dilema significativo. Según fuentes cercanas a la duquesa, su relación con el Reino Unido está definitivamente en el pasado, y no tiene intención de volver a visitar el país natal de su marido en el futuro cercano.

¿Archie y Lilibet, víctimas del desacuerdo familiar?

Esta decisión de Meghan no solo afecta a su relación personal con la familia real, sino que también tiene consecuencias directas para sus hijos, Archie y Lilibet. Se ha confirmado que sí Meghan no acompaña a Harry en su viaje, los niños tampoco lo harán. Esto significa que el rey Carlos III, quien actualmente enfrenta un tratamiento contra el cáncer, se verá privado de la oportunidad de reunirse con sus nietos y compartir momentos de calidad con ellos.

El deseo de Carlos III de reunir a toda su familia, especialmente en un momento tan delicado de su salud, se ve obstaculizado por la determinación de Meghan de no regresar al Reino Unido. Esta situación no solo profundiza la brecha entre los Sussex y la familia real, sino que también afecta la relación entre los niños y su familia paterna. Archie y Lilibet crecerán sin la oportunidad de desarrollar un vínculo significativo con sus parientes británicos, lo que plantea interrogantes sobre su identidad y pertenencia.

Meghan prioriza sus intereses por encima de la de sus hijos

Mientras tanto, Meghan tiene otros planes en mente y volará desde Estados Unidos a Nigeria, donde se encontrará con Harry. Esta decisión resalta aún más la distancia entre Meghan y la Familia Real británica, ya que opta por priorizar otros compromisos en lugar de acompañar a su esposo en un evento importante para la comunidad y la fundación que él mismo inició. Por otro lado, el Palacio de Buckingham ha optado por no hacer comentarios sobre la visita de Harry y si habrá algún encuentro con su padre durante su estancia en Londres.

Carlos III, según los informes, estará ocupado con reuniones y compromisos oficiales, dejando en el aire la posibilidad de una reconciliación o al menos un encuentro familiar. Así, la ausencia de Meghan Markle en el próximo viaje de Harry a Londres no solo refleja las tensiones continuas dentro de la Casa Real británica, sino que también tiene consecuencias significativas para la relación entre los Sussex y la familia Windsor.