El 15 de agosto, como las vacaciones privadas de los reyes, debería ser una jornada tranquila para Felipe VI y Letizia durante su estancia en Grecia. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Y no por los incendios que asolan España. Los reyes ya han llamado a las autoridades para quedar bien y esta parcela está solucionada. Lo que está distorsionando la paz de los monarcas son los incendios que se están produciendo en el seno de la familia. Y más concretamente, los que está provocando el rey emérito Juan Carlos I.
El detonante definitivo saltó hace unos días: la serie de Netflix sobre Juan Carlos I. La plataforma quiere adaptar su vida, siguiendo el modelo de The Crown, en seis capítulos que cubrirían desde 1975 hasta 2014. La producción incluiría episodios delicados: los escándalos financieros, la donación saudí de 100 millones de dólares, y las regularizaciones fiscales millonarias de 2020 y 2021.
Nuevo cisma entre Felipe VI y Letizia
Esta noticia se suma a la publicación de las memorias del emérito que, si nada cambia, verán la luz a finales de año. Y también a las intenciones de Juan Carlos I de presentarlas en pleno centro de Madrid.
Si para Felipe VI ya estaban siendo una molestia el libro y la presentación, el proyecto de la serie es una amenaza directa a la estabilidad de la Corona. Ha advertido a su padre que cualquier colaboración con la productora cerraría la puerta a su regreso a España. Para siempre.
Pero Letizia no se conforma. Considera que el Rey debe actuar con más dureza. No quiere ni oír hablar de la serie, ni de las memorias del emérito que se publicarán a final de año, ni de la idea de presentarlas en Madrid.
En Grecia, lejos de rebajar la tensión, el asunto ha estallado. Letizia está presionando al Rey, acusando a Felipe de no proteger lo suficiente a la familia frente a las maniobras de su padre. Una postura que ha hecho estallar un nuevo cisma entre los monarcas.
Letizia exige a Felipe medidas urgentes contra el rey emérito
La relación ya venía erosionada. Pero lo que antes eran fricciones menores se han convertido en conflictos abiertos. Las reuniones familiares se han vuelto campos minados. Cada movimiento del emérito provoca un terremoto: llamadas urgentes, reuniones de crisis y discusiones en privado. En público, la imagen sigue siendo de unidad, pero en privado apenas se hablan más allá de lo imprescindible.
Para la Casa Real, el problema es doble. Por un lado, la serie y las memorias pueden revelar episodios incómodos que compliquen la narrativa oficial. Por otro, la guerra interna entre Felipe y Letizia amenaza con dejar grietas visibles. Más todavía. La presión mediática, el estrés institucional y las altas expectativas de la opinión pública se mezclan en una combinación explosiva.
El 15 de agosto negro en Grecia no es un hecho aislado. Es el último capítulo de una serie de enfrentamientos que parecen no tener fin. Y si la serie de Netflix y las memorias de Juan Carlos I siguen adelante, la tensión en la pareja real podría alcanzar un punto de no retorno. La monarquía española atraviesa, silenciosamente, uno de sus momentos más delicados en décadas.