En los últimos tiempos, la Unión Europea ha dado pasos contados para fortalecer vínculos. El auge de la extrema derecha y del conjunto del euroescepticismo ha empañado su espíritu fundacional y amenaza con destruir la unión desde dentro, pero hay días en los que todo parecen buenas noticias. Y esta es una de ellas. El próximo jueves 15 de junio desaparece una de las últimas fronteras dentro de la UE: el roaming en las comunicaciones, lo que se traduce en que los operadores no podrán cobrar a sus clientes por el servicio de itinerancia que permite llamar y conectarse a Internet en el extranjero.

A partir de mañana todas las compañías telefónicas del espacio europeo están obligadas a ofrecer la posibilidad de consumir sus tarifas en Europa como si estuvieran en su país. La medida no solo afecta a la Europa de los 28 (incluido el país saliente, el Reino Unido), sino también Noruega, Liechtenstein e Islandia, pero, y esto es importante, no vale ni para Andorra ni para Suiza.

Además, hay que tener en cuenta toda una serie de claves a la hora de usar el teléfono fuera de España si no se quiere recibir una factura estratosférica.

Noia utilitzant un smartphone / Pexels

El fin del roaming une Europa pero esconde algunos secretos / Pexels

Conectarse al operador adecuado

En algunos casos, para activar el roaming hay que seleccionar el operador que tenga un acuerdo con la compañía contratada. Esto hay que hacerlo en Chipre, Mónaco y el Vaticano. 

Sólo para Europa

No hay que olvidar en ningún momento que estamos hablando de la Europa de los 28, Noruega, Liechtenstein e Islandia. Por lo tanto, si se sale fuera de esos países, aunque sea en un vuelo de escala, hay que ir con especial cuidado con el consumo de datos.

Una distracción podría suponer un susto importante en la factura, aunque se trate de consumir datos o hacer una pequeña llamada. Así pues, es importante recordar dónde estamos en cada momento y el operador al que estamos conectados.

No abusar

Hecha la ley, hecha la trampa. Los mandatarios de la UE sabían que si aplicaban esta medida podía darse el caso que un ciudadano español, por ejemplo, contratara una tarifa en Rumanía por ser mucho más barata y luego la consumiera en su país de origen. Para evitar este fraude, se vigilarán los periodos de funcionamiento de la tarjeta SIM. Si el usuario hace un uso de Internet y del teléfono durante cuatro meses seguidos, la compañía telefónica se pondrá en contacto con él y le advertirá de dar algún tipo de explicación en dos semanas. 

En el caso que la operadora confirme que ha existido un abuso, se le cobrarán los servicios por el precio máximo establecido en la UE. Por ejemplo, serán 7,70€ por GB consumido y 0,032 céntimos/minuto para llamar fuera de las fronteras del país de origen.

La subdirectora general de la Asociación Europea de los Consumidores, Ursula Pachl, advirtió recientemente que, con esta medida, se pretendía evitar el fraude a las operadoras. Pidió contratar otra tarifa en el país extranjero si se visita recurrentemente en el caso que se visite con recurrencia. No obstante, apuntó que "los consumidores pueden estar tranquilos".