Con un tono muy crítico y decidido a mostrarse totalmente en contra de la separación de Catalunya de España, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha reconocido en una entrevista en La Razón que "los obispos tendríamos que haber estado más claros ante el soberanismo" para evitar, así, la "división" entre familias y la "incitación al odio".

Para hacer todavía más evidente su oposición al proceso, Cañizares no ha dudado ni un segundo a responder a la pregunta sobre si se puede ser independentista y bueno católico con el ejemplo italiano recordando que el el papa Juan Pablo II decía que "la unidad de Italia no se toca" porque "es un bien moral", motivo por el cual ha acabado admitiendo que "podríamos haber estado más evidentes yendo simplemente al Magisterio de los propios obispos" porque "siempre nos hemos referido a los nacionalismos".

Precisamet en este sentido, Cañizares ha subrayado que la Conferencia "siempre ha estado muy clara" sobre la cuestión y lo justifica poniendo encima de la mesa que "hemos apelado siempre a la Constitución" porque esta es "la postura oficial de la Iglesia", pero ha sido crítico con el comportamiento del colectivo eclesiástico porque considera que "tendríamos que haber entrado más a fondo en el tema de la unidad de España".

El catolicismo de Junqueras

Sin pelos en la lengua, Cañizares ha cargado contra el vicepresidente Oriol Junqueras para apelar a su condición de católico en su defensa ante la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela para justificar que "estoy en contra de la violencia porque soy muy creyente".

El arzobispo ha reprochado sin ningún miramiento a Junqueras que "cuando se genera odio, una violencia que no es simplemente violencia física, sino agresión al contrario, eso no es ser cristiano" y ha puntualizado que "el independentismo ha suscitado odios que no existían".

Entre otras cosas, un punto que para el también vicepresidenta de la Conferencia Episcopal española es importante remarcar es el del "adoctrinamiento escolar", ya que, según asegura, "hay un adoctrinamiento desde grupos políticos a través de la escuela [...] que se dirige a niños y a jóvenes que no tienen todavía formada su idea sobre la verdad de las cosas" y, por lo tanto, la educación tendría que tener como objetivo "ofrecer el sentido de la vida de la persona en su integridad".

El papel de la Iglesia

La solución a esta cuestión es, para Cañizares, que "se hiciera una clarificación de no legitimidad del secesionismo a los países democráticos" a través de "la reconciliación, la unidad, la verdad y la defensa del bien común".

Y es que, en ojos suyos, "el amor en Catalunya no se demuestra diciendo cosas que no corresponden a la verdad" y lo justifica asegurando que "yo amo Catalunya", mientras que pone de relieve que "tergiversar la verdad histórica es no amar Catalunya".

Está justamente en este punto donde la Iglesia tiene la solución: trabajar "siempre para la unidad, la convivencia y la concordia y el bien común de todos los afectados" con el fin de evitar que las familias se acaben "dividiendo" como ha pasado ahora y "reconciliar a la sociedad catalana y la convivencia en España", todo según la opinión del arzobispo, que también ha lamentado que esta Navidad "algunas familias que tradicionalmente se han juntado, no podrán hacerlo".

Cañizares, que ha lamentado que en Catalunya "nadie se haya referido a los pobres", que son "los que se quedarán sin trabajo" y, por lo tanto, y siempre en ojos suyos, "los verdaderos perjudicados".