Pablo Echenique ha conseguido, con su esfuerzo y su inteligencia, una cosa difícil y poco habitual en las personas afectadas por un grado de discapacitación severo. Cuando lo oyes hablar, cuando ves su dominio escénico, cuando repasas las cosas que ha hecho en la vida, la silla no parece suya.

El dirigente de Podemos tiene una actividad diaria más interesante que la de muchas personas que caminan. Desde el punto de vista personal, encarna mejor que ningún otro político el espíritu anticonformista de su partido, muy marcado por las frustraciones profesionales de la generación de los setenta.

A pesar de los obstáculos físicos y generacionales que se ha encontrado, él sí que puede decir que ha podido. Además, lo puede decir rotundamente, como ya ha hecho en algunos artículos en su bloc. El problema es que no está nada claro que la España que quiere representar también esté en condiciones de superar sus limitaciones de base.

Echenique Perfil EFE

Como el resto de dirigentes de su partido, los últimos meses Echenique ha visto cómo el sueño de asaltar el poder español se le iba escapando de las manos por culpa del independentismo. Podemos necesita Catalunya para conquistar España, pero los catalanes obligan al partido de Pablo Iglesias a hacer demasiados equilibrios.

Pensaba el otro día cuando leí que había declarado, despectivamente, sobre el referéndum: "Poner cajitas en unas mesas es legítimo y tiene pocas consecuencias". El desprecio siempre es una declaración de inseguridad y de impotencia encubierta, un intento de crecer rebajando al otro.

Aunque Echenique ha salido adelante a nivel personal, es posible que su figura postrada se convierta en un símbolo cada vez más expresivo de la izquierda española. Hay una España que no aprende las lecciones de la historia, que trata de alzarse siempre utilizando la energía de Catalunya y por eso siempre acaba impotente y derrotada, haciendo pornografía del dolor y del complejo.

La carga de mala leche que había en las declaraciones de Echenique recordaba la rabia que suele producir, en el ogro español, verse reflejado en Catalunya. Igual que Echenique habla de cajitas, hace veinte años el portavoz del gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, comentó que las selecciones catalanas sólo ganarían "campeonatos de canicas".

Echenique tendría que ser, por su condición, especialmente sensible a las causas idealistas, y a un país como Catalunya que trata de normalizar su condición. Él sabe por experiencia que los sueños son la base de la realidad y que la vida material es el resultado del esfuerzo que los hombres hacen por concretarlos.

Podemos hizo suyo el referéndum después del 9-N, pensando que el soberanismo quedaría enfangado en la hoja de ruta diseñada por el presidente Mas, y ahora su estrategia cínica ha quedado al descubierto. La reacción de Echenique contra el referéndum se explica por el sentimiento de frustración que el discurso sobre la autodeterminación se ha extendido en la cúpula de su partido.

Nacido en Rosario en 1978, Echenique llegó a Zaragoza cuando tenía 13 años. Su familia vino de la Argentina buscando oportunidades para él y su enfermedad, una atrofia muscular que afecta al 88 por ciento de su cuerpo. En la escuela enseguida se dieron cuenta de que era inteligente y lo animaron a estudiar Física.

Doctor por la Universidad de Zaragoza, Echenique entró muy joven de investigador en el CSIC, y está especializado en física cuántica y molecular. En el 2008 fue premiado con el galardón Romper Barreras por la adaptación de su despacho en la universidad, que le permite controlar la luz, las puertas e incluso la calefacción desde su silla de ruedas.

Echenique Perfil

En el 2012 se casó con María Alejandra Nelo Bazán, una estudiante de doctorado venezolana que había conocido en la universidad. Cuando salió escogido en las elecciones europeas del 2014, su mujer escribió en tuiter: "No me lo imaginé en mí vida... #SinDudaSePuede".

Como he dicho, a nivel personal es evidente que Echenique ha podido. Militante de Ciudadanos durante un tiempo, participó en la fundación de Podemos y, gracias a su perfil científico, formaba parte de la tríada mágica que encarnó la sustancia gris, al lado de Monedero i de Errejón.

El dato preocupante, que pone en evidencia la tesis del perfil, es que, cuanto peor va Podemos, mejor va la carrera de Echenique. Eliminados Monedero y Errejón por sus desacuerdos con Pablo Iglesias, Echenique se ha convertido en la segunda figura más visible y poderosa del partido.

Durante la pugna por el poder entre Iglesias y Errejón, dio apoyo al primero, aunque venía de ser el referente de las voces críticas del partido, una vez Monedero terminó. El trabajo sucio, que incluyó tuits no muy elegantes, le valió la secretaría de Organización, que combina con la secretaría general del partido en Aragón.

Paciente, tenaz, severo y muy determinado, Echenique tiene un sentido del humor afilado, un poco hortera, de vedette aragonesa del Paralelo que ha lucido incluso en algunos programas de televisión como el de Buenafuente. Si no vigila la ambición, pronto hará el papel estético que el PSOE dio a Carme Chacón por el hecho de ser mujer y de estar embarazada, antes de empezar la bajada.

Podemos no podrá utilizar Catalunya para asaltar el poder como hicieron sus antecesores políticos con la República, pero podría hacer muchas otras cosas, si deja de intentar utilizar lo que no es suyo para resolver sus mierdas. Como se ha visto ya con otros partidos, intentar avanzar tratando de volver atrás es muy humano, pero igualmente absurdo y embrutecedor.