Antes de convertirse en un mártir de la patria catalana, Artur Mas era imitado por Toni Albà como un robot alienígena proveniente de Esade. Todos los que hasta hace bien poco se hacían pajas maratonianas cuando el antiguo molt honorable salía en la BBC (y nos hacía quedar ahí, en efecto, como auténticos ciudadanos de la Europa próspera) eran los mismos que le criticaban que chuleara de conocimiento idiomático cuando era jefe de la oposición y Montilla degradaba el nivel C a cada nueva frase. Todavía recuerdo como, en la campaña del 2010, Mas aparecía en los anuncios de Convergència i Unió con las canas resaltadas, luciendo ojeras y casi pidiendo perdón por existir antes de poder ganar las elecciones.

Los catalanes adoramos a los pobres machacados y ahora mire usted le toca el turno a Pedro Sánchez, aquel chaval al que todo quisque acusaba de guapo y prefabricado pero que ahora nos parece a todos la remonda de la ética deontológica, hasta el punto que muchos hasta estarían encantados de hacerle militante del PSC. Ayer el pobre Pedro, el mismo que se ha dejado matar antes que regalarnos el voto a ti i a mí en un referéndum, como si fuéramos seres adultos y responsables, lloraba ante las cámaras, y es lógico que le abracemos sin dudar, nosotros que somos los auténticos reyes del lagrimal, los monarcas absolutos del agravio y los especialistas en echar de menos a políticos sacrificados.

Pero la presencia de los llorones, emocionalmente intensa durante unos días, sólo favorecerá a Rajoy y a un PP que podrá radicalizarse en el poder contemplando como los partidos de la oposición se devoran entre sanchistas, susanistas, pablistas, errejonistes y malabaristas. Mientras todo el mundo llore, Rajoy podrá continuar gobernando mientras luce esa mueca habitual de ardor estomacal que profesa cuando Joan Tardà o Quico Homs todavía le piden que les autorice un referéndum de secesión, en un nuevo ejemplo de astucia llorona. Entre tanta lágrima y con un PSOE hecho trizas, Rajoy gobernará todavía con más comodidad que cuando tenía mayoría absoluta.

Si Pedro Sánchez vuelve, será para disputar la segunda plaza. Mientras todos lloraban, ayer por la noche Rajoy se fumó un Partagás 898 durante hora y media y con tiro bien abierto, humareda tranquila. Seguid pidiendo referéndums, llorones…