La Fiscalía de Múnich asume que el tiroteo protagonizado ayer por un germano-iraní de 18 años en un centro comercial de la ciudad fue un acto de locura, que podría haber estado influenciado por Anders Behring Breivik, el noruego que hace justo cinco años asesinó a 77 personas en aquel país.

"Cuando alguien se interesa de forma tan intensa por ataques masivos y de locura seguro que Breivik también ha desempeñado un papel", reconoció el jefe de la Policía de Múnich, Hubertus Andrä, quien recordó que ayer se conmemoró el quinto aniversario de la matanza de Oslo y Utøya.

El joven, que mató a nueve personas antes de suicidarse, había padecido presuntamente algún tipo de trastorno depresivo, según las primeras investigaciones, y no se han hallado indicios que lo relacionen con Estado Islámico (EI) o que apunten a motivaciones políticas o religiosas.

En una rueda de prensa en Múnich, la policía ha informado de que se investiga una cuenta de Facebook que pudo haber pirateado el joven para invitar a conocidos a acercarse a la hamburguesería en la que comenzó el ataque.

Tras el tiroteo, el joven, nacido en Múnich y sin antecedentes policiales, se alejó del centro comercial y se suicidó con la misma pistola que había utilizado, una nueve milímetros adquirida de forma ilegal, ya que tiene la numeración borrada. En la mochila que llevaba la policía encontró cargadores con 300 balas.

El director de la policía de Múnich dejó claro que actuó solo e hizo también hincapié en no relacionar el hecho con los refugiados. Lanzó además un mensaje de tranquilidad: "No hay ningún motivo para no visitar la ciudad, para no salir a comprar o para suspender eventos", ha asegurado.

Entre los nueve muertos hay tres personas de 14 años, dos de 15, uno de 17, uno de 19, uno de 20 y una de 45 años, todos de Múnich y alrededores.