Tal día como hoy del año 1976, hace 41 años, abría las puertas en el barrio de Sant Galderic de Perpinyà la primera escuela en lengua catalana desde el decreto borbónico de Luis XIV de Francia (1700) que prohibía la enseñanza en catalán. 276 años después de que el Borbón francés hubiera declarado que la lengua catalana lo repugnaba y que era contraria al honor de la nación francesa; un grupo de activistas culturales y de padres de familia creaban la Bressola de Sant Galderic, que marcaría el punto de inicio de una dura lucha —que es patente en la actualidad— de la sociedad norcatalana con el Estado francés por el reconocimiento, la dignificación y la normalización de la lengua y de la cultura catalanas.

La prohibición borbónica no afectó a la vida cotidiana de los norcatalanes. Las élites se afrancesaron en un proceso lento que duraría más de dos siglos. Pero la inmensa mayoría de la población seguía utilizando el catalán. El primer cuarto de vuelta represivo lo darían, paradójicamente, los gobiernos republicanos surgidos de la Revolución francesa. A partir de 1789 se intensificaría la prohibición con la fabricación de un fenómeno social, político y cultural que asociaba las lenguas no francesas a la rusticidad y a la ideología anti-republicana. El "soyez propres, parlez français" (sed aseados, hablad francés) fue presente en todas las escuelas del sistema de instrucción hasta bien entrado el siglo XX.

A pesar de las políticas represivas de París, hasta bien entrado el siglo XX la población norcatalana era abrumadoramente catalanohablante. Estaría después de las victorias militares en la Primera y Segunda Guerra Mundial (1918 y 1945) que los gobiernos de París desplegarían una potente propaganda de estado que perseguía la eliminación definitiva de las lenguas no francesas. A partir de los años 50 del siglo XX, el catalán viviría un retroceso importante en el uso cotidiano —sobre todo en Perpinyà— que amenazaría su subsistencia. En 1976, en Perpinyà, se había roto la transmisión intergeneracional y el catalán ya no era la lengua vehicular de los segmentos más jóvenes de población.

Abre la primera mece en la Catalunya norte. El Soler. Font Viquipedia (1)

El Soler / Fuente: Viquipedia

Las escuelas Bressola fueron impulsadas tanto por padres de familia catalanohablantes como por padres de familia —hijos o nietos de catalanohablantes— que habían sido educados en casa en francés y que tenían una verdadera inquietud para recuperar y transmitir la cultura catalana. Sant Galderic sería el primero de un total de siete centros que, en la actualidad, imparten los ciclos maternal (el equivalente a preescolar) y primario; y uno más, el Soler, en el área metropolitana de Perpinyà, que imparte también la enseñanza secundaria. Las Bressola han apostado siempre por una enseñanza moderna, laica y de calidad que las ha convertido en la punta de lanza de la innovación pedagógica en la Catalunya del Nord.