Tal día como hoy del año 1911, hace 106 años, un temporal de categoría ciclónica golpeó la práctica totalidad de las costas de Catalunya y del País Valencià, con especial virulencia sobre los tramos entre Calella y Barcelona, entre Sitges y Cambrils y entre Sant Carles de la Ràpita y Gandia. La madrugada del 31 de enero se produjo una combinación de elementos que provocaron la tormenta perfecta. El frente de la tormenta -situado en el golfo del León- se desplazó a gran velocidad en dirección norte-sur hacia la costa peninsular, barriendo todo lo que encontraba a su paso. Este tipo de fenómenos, con los recursos tecnológicos de la época, eran imposibles de predecir.

Las flotas de pescadores catalanas y valencianas habían salido al mar. El temporal los cogió faenando y las consecuencias fueron trágicas. La velocidad y la virulencia del temporal impidieron que muchas barcas pudieran retornar a la costa. Provocó varios naufragios que se saldaron con un balance de 141 pescadores muertos -85 en Catalunya y 56 en el País Valencià. Las cofradías más castigadas fueron las de Barcelona -con 28 víctimas mortales-, de Peníscola -con 27 víctimas mortales-, y la de Cambrils -con 15 víctimas mortales. La jornada más trágica de la historia de la pesca catalana y valenciana.

Pescadores y familiares en la playa de Cambrils

Los pescadores que murieron eran la única fuente de recursos de sus familias, que se vieron condenadas a la subsistencia caritativa de sus sociedades locales. También los supervivientes se vieron afectados. La mayoría de las localidades marineras no disponían de puerto. Era el caso de Calafell o de Torredembarra. El temporal destruyó las barcas atracadas en la playa -las que habían escapado del temporal-, y provocó una situación de ruina entre los armadores y de precariedad entre los pescadores jornaleros. Tres años más tarde la reciente constituida Mancomunitat de Catalunya destinaría la primera partida presupuestaria de su historia a la construcción de puertos.