Este martes, en una opinión en El País, Gloria Lomana rabia, se irrita y se consume: el Financial Times y The New York Times, dice, manipulan groseramente la información sobre el procés catalán y adulan al soberanismo. Para remachar la acusación, como quien quiere aportar la prueba definitiva, recuerda que el Times, "desoyendo la petición en contra del rey Juan Carlos", ilustró un reportaje sobre los crueles efectos de la crisis en España con unas fotos de Samuel Aranda que mostraban, entre otras escenas, un hombre revolviendo en un contenedor de basura. Esta foto, hecha en la calle Barcelona de Girona, acabó en portada. Esta portada:

Dice Lomana:  “No es la primera vez que un periódico americano nos hace flaco favor con una portada. The New York Times ilustró nuestra crisis, desoyendo la petición en contra del rey Juan Carlos, ilustrando el titular de ‘España retrocede al rebuscar sus hambrientos comida en las basuras’ con un mendigo escudriñando en un contenedor callejero. Otro grosero storytelling (...)”

Escribe "otro grosero storytelling" porque el tema del artículo es el procés, al que define como "venta de emociones", "culebrón", "desfachatez", etcétera. También habla de "los desorientados catalanes", (¿todos?). Ciertamente, esa parte no tiene mucho interés porque ya se ha repetido mucho —aunque siempre sorprende ver a El País publicando este tipo de piezas.

Es más interesante el concepto que Lomana tiene del buen periodismo. Cree que el New York Times o el Financial Times tienen que cuadrarse ante el Rey de España. ¿Por qué? ¿No será lo que ella hacía cuando era Jefa de Informativos de Antena 3 TV, entre julio de 2003 y julio de 2016? Piensa el ladrón que todos son de su condición.

También dice "nos hace un flaco favor". ¿De quién habla esa primera persona del plural? Seguro que no es un plural mayestático, sería demasiado. Si habla de los españoles —se sobreentiende— lo hace como uno de esos futboleros que quedan para ver el partido en casa de un amigo o, en el extremo, parece una de esas quejas contra el enemigo exterior típica del nacionalismo ranciote que ve conjuras por todas partes —o una habanera donde tienen la culpa los americanos—.

Todo da un poco de penita. No ha hecho ni media búsqueda, ni ha comprobado nada. Escribe a pelo y dejándose ir. Dice que el Financial Times es "americano". Todo el mundo sabe que es británico. Peor, ignora la tradición del New York Times (este sí norteamericano) de informar aunque eso suponga desafiar al presidente: a Kennedy en el caso de Bahía Cochinos; a Johnson por los derechos civiles; a Nixon por los Papeles del Pentágono... La valentía del Times también está detrás de la sentencia The NY Times Co. v. Sullivan, de 1964, donde el Tribunal Supremo establece la doctrina de la ausencia de malicia, que protege la libertad de información y expresión contra los poderosos, crucial en la lucha en favor de los derechos civiles. Son apenas algunos casos famosos. Un repaso extenso sería interminable. The New York Times es un diario decisivo, con todas sus miserias.

Por no saber, Lomana no sabe (o no ha querido saber) ni los detalles del caso que comenta. Es cierto que Juan Carlos I se reunió con el Consejo Editorial del Times, pero después de la publicación de aquel reportaje, no antes. No les pidió nada, como es natural en una persona educada que conoce el diario y los EE.UU. y sabe dónde pisa. Peor todavía, todo eso lo explicó el mismo El País. Si ella quiere quedar mal, pase; pero que también haga perder la cara al Rey emérito...

Juan Carlos I no tuvo más suerte que los presidentes mencionados. Y no por una pérfida animadversión "contra el sur", como pretende la articulista. Si lo leyera más a menudo, sabría que el 28 de julio pasado, el Times publica una crónica de 2.569 palabras que la haría enloquecer. Se titula "La larga pesadilla económica de España se acabó" y las fotos son de... Samuel Aranda, hijo de Santa Coloma de Gramenet, premio World Press Photo y premio Ortega y Gasset, este último concedido por el mismo diario El País.

En el Times no deciden por manías, ni tienen agendas ocultas, ni siguen consignas, ni se dejan intimidar. Si la foto de estos días es de la Guardia Civil requisando urnas o deteniendo diputados... también la publicarán. Quizás es eso lo que da miedo.

Que Lomana no sepa estas historias —y otras— puede ser pereza, incompetencia o malicia. Puede ser una combinación de todo eso. Es difícil de averiguar. En cualquier caso, esa ignorancia explica muy bien cuál es el valor de su opinión y el nivel del su análisis en esa columna. Cero.