El buen humor, hasta la muerte, pensaría el barcelonés Enrique Aldaz Riera, que aplicó la consigna hasta su último suspiro.

Este domingo aparecía su esquela al diario ABC, no como la típica nota que se limita a informar del traspaso, sino con un tono de lo más divertido.

El hombre, que ha muerto a los 72 años en la capital catalana, "suplica perdón a sus parientes y amigos por haber tenido el atrevimiento de morir sin su permiso. No lo hará más", empieza el texto de la esquela.

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Al final, se explica que "era voluntad del difunto ser incinerado y que sus cenizas fueran derramadas en la misma montaña donde lo fueron las de su madre, sin embargo, si en razón de la grave crisis que afecta al país, supusiera un excesivo gasto de energía, que lo tiren en el Llobregat". Ya se ve, Aldaz Riera prefiere caer al río que gastar las capacidades públicas.

Esta esquela llega después de la de María Rodrigo Molino o, tal como era conocida en su barrio, la "María de las tortillas|truchas". Aficionada a las esquelas que era la señora, cuando es el turno de la suya, el texto dice que "por|para un día que salgo en una esquela y no veo".

También está el caso del viudo que hace 23 años que dedica esquelas a su mujer... Tiernos, pero sin que falten la gracia y el buen humor. ¿Qué, sino?