8 de enero ha sido el toque de corneta para la gran mayoría de comunicadores del mapa mediático. Todo el mundo a la escuela, como los peques. Un retorno que evidentemente viene cargado de recuerdos de los días de Navidad, a menudo jugosos. Sobre todo si se han disfrutado de unas pequeñas vacaciones, claro. Así todo tiene un gusto mucho más agradable y goloso. De esos que no te importaría repetir. O quizás no tanto, como el caso que nos ocupa. Hablamos del sencillo bar de pueblo de una preciosa localidad de Cantabria, donde combaten la belleza natural del pasado con porquerías artificiales que es mejor enterrar. Una experiencia parecida al túnel del terror. ¿Quién se lo ha encontrado y no ha podido aguantar retratarlo para el resto de la humanidad? Un presentador de televisión de prestigio, referente, combativo y muy querido en País Vasco y Catalunya: Xabier Lapitz, de Euskal Telebista.
Xabier, cabeza más visible del programa 'En Jake', se ha desplazado estos pasados días desde Bilbao, la ciudad donde vive y trabaja, a poco más de 100 kilómetros: a San Roque de Riomiera. Si tienen una idea bucólica y romántica de esta zona del territorio del Estado español, aciertan de pleno. Prados, valles, ríos, piedra. Silencio y tranquilidad. El tiempo se ha detenido. Pero una cosa es el reloj del planeta Tierra, y otro el de los pasiegos que habitan este lugar. Como pasa en muchas localidades vecinas, Cantabria es célebre por mucho pero que mucho españoles. Y los pocos más de 350 habitantes de San Roque, de los que más. Un 75%, según las últimas elecciones. Algunos añoran dictaduras fascistas, y no tienen ningún problema en exhibirlo. Pasa en el Bar Restaurante Vicente, con su letrero vintage con colores rojo, amarillo y negro. Aquí nada es casual: rojigulada y aguilucho.
Lapitz, en la barra del local, se queda aterrado. Él, que no sería ni mucho menos el mejor amigo de fascistas y similares, ha ido a parar al bar del pueblo que camufla "un nido franquista". Hace una descripción muy esmerada, se nota que es buen orador y narrador: "Era lo más parecido al bar del pueblo. Los propios echando partida matutina, comentando el tiempo, patatas fritas, vermouth y aceitunas". Acompaña el texto con dos documentos que no dejan ningún tipo de dudas de dónde estamos: las fotos de Franco y José Antonio Primo de Rivera colgadas en una pared color crema con gotelé, y un vídeo enseñando el escaparate de bebidas seleccionadas de la casa. Botellas de otra época, llenas de roña, de polvo, ecs. Podridas por dentro. Hay muchos vinos, también algunos digestivos. Las etiquetas es lo "mejor" de todo: desde el Sindicato Unificado de Policia (la relación de Lapitz con la policía es particular), a Antonio Tejero o el aguardiente No Pasarán. "Su puta madre", se oye decir a la compañera del periodista.
Aquellos que piensen que el hallazgo no tiene más trascendencia que dibujar los últimos vestigios de una españita momia seguro que no van errados, pero se puede ir un poco más lejos. Por ejemplo, escuchando la banda sonora del local. Una conversación sobre el uso de la mascarilla por las diferentes epidemias respiratorias que se multiplican por todas partes. Hace falta un esfuerzo enorme para distinguir el discurso, pero hacemos una apuesta: además de mucho franquista, allí se reúne el club negacionista de la zona. Piensa mal y acertarás. Por cierto: en aquel local no tienen ni idea de qué es ETB, ni conocen a Lapitz. O no tenían. Ahora ya veremos.
Era lo más parecido al bar del pueblo. Los propios echando partida matutina, comentando el tiempo, patatas fritas, vermouth y aceitunas. A la vez, un nido franquista. Enero 2024. pic.twitter.com/1U2alZ1MTy
— Xabier Lapitz (@Xlapitz) January 8, 2024
