Xabi Alonso se convirtió en entrenador del Real Madrid el pasado 1 de junio, ocupando el puesto de Carlo Ancelotti. ¿Cuánto durará en el cargo? No se sabe. Su trayectoria está generando muchas dudas. Pero a día de hoy, sigue ocupando el banquillo blanco.
Un regreso que no pasó desapercibido. Y tampoco el hogar que pasó a ocupar. Un hogar que, en realidad, la familia ya tenía en propiedad desde 2015. Pero ahora, por fin, lo habitan. Y lo hacen a lo grande.
La mansión está en El Viso, uno de los barrios más exclusivos del distrito de Chamartín. No es La Moraleja. No es La Finca. Es algo distinto. Más céntrico. Más urbano. Más sofisticado. Una elección sorprendente para un entrenador del Real Madrid. Pero también una elección estratégica: el Santiago Bernabéu está a un paso. Valdebebas, a un trayecto mínimo. Privilegio puro.

Xabi Alonso vive con su mujer, Nagore Aranburu, y sus tres hijos, en una casa de 1.000 metros cuadrados
Xabi Alonso no llegó solo. Lo acompañan Nagore Aranburu y sus tres hijos. Siempre juntos. Siempre en bloque. Han vivido en varias ciudades a lo largo de su carrera. Pero ahora vuelven al punto de partida. A la capital. A un hogar de 1.000 metros cuadrados. Cinco plantas. Líneas limpias. Piedra natural. Mármol travertino en tonos beige cubriendo la fachada. Un lujo discreto. Un lujo que no grita, pero que se nota.
La vivienda cuenta con seis dormitorios y ocho baños. Todos amplios y luminosos. Dos patios interiores llenan la casa de luz natural. Un jardín de 300 metros cuadrados rompe la geometría urbana del barrio y da aire, calma y verde a la familia. En el exterior, la sobriedad domina. Ventanas grandes. Persiana oscura. Minimalismo. Privacidad.

Dentro, el estilo continúa. Líneas rectas. Espacios amplios. Tonos neutros. La estética contemporánea se repite en cada estancia. En la biblioteca, por ejemplo. Una biblioteca de doble altura, con una pasarela de vidrio que parece flotar. Con una barandilla de acero inoxidable. Y con un suelo transparente que multiplica la amplitud. Un rincón espectacular. Un rincón pensado para detener el tiempo.
La cocina es otro de los tesoros de la casa. Abierta al comedor. Con mobiliario en tonos suaves. Electrodomésticos empotrados para una mayor limpieza visual. Un diseño minimalista y sofisticado. La mesa del comedor, de cristal. Simple. Elegante. Luminosa. Ligera. Muy en la línea estética de la vivienda.

Una mansión cerca del centro a la que no le falta de nada
Uno de los detalles más llamativos son los seis vestidores. Sí, seis. Integrados en los dormitorios y algunos incluso en los baños privados, como ocurre en una de las suites. Todo en madera. Todo ordenado. Todo funcional. Pensado para facilitar la vida de una familia que se ha acostumbrado a mudanzas, maletas y cambios constantes.
Nagore, apasionada de la pintura, ha encontrado en esta casa el espacio perfecto para crear. Para exponer sus obras. Para dejar que la luz natural haga su magia en cada cuadro. Es, sin duda, uno de los valores añadidos de una vivienda tan amplia y tan bien distribuida.
La terraza es otro paraíso. Un oasis contemporáneo. Mobiliario de fibras naturales. Vegetación integrada. Una pérgola ligera que da sombra sin restar claridad. Un lugar perfecto para desconectar. Para socializar. Para mirar el cielo de Madrid desde una de las zonas más exclusivas de la ciudad.