Pasaban pocos minutos de las 9 de la mañana cuando El Programa de Ana Rosa abordaba las injustificables y vomitivas imágenes de un grupo de neonazis asediando y agrediendo verbalmente a Pablo Iglesias en Coslada, con el brazo derecho bien levantado, y proclamando cánticos fascistas. Un grupo de extrema derecha gritando y amenazando al líder de Podemos en el municipio madrileño donde Iglesias había ido a reunirse con otros candidatos a las elecciones de la Comunidad de Madrid y vecinos de la zona. Cinco energúmenos de ideología neonazi que irrumpían donde él se encontraba haciendo saludos fascistas hasta que el mismo Iglesias se ha encarado.

Viendo las imágenes, todo el mundo tiene claro de qué se trataba. No hay interpretaciones posibles. No hay medias tintas. Se ve claro lo que son y lo que hacían. Pero por lo que se ve, no todo el mundo lo tenía tan claro. En El programa de Ana Rosa ya se han encargado de hacer atragantar el desayuno a los espectadores con una definición abyecta y penosa de los hechos. Con Ana Rosa en casa por prevención después de una prueba PCR, su sustituta encargada de informar a la audiencia es Ana Terradillos. Pero que el gato no esté no significa que las ratas hagan fiesta. Porque no se les ha ocurrido nada mejor que definir la presencia de los fascistas de esta manera vergonzosa:

jarabe democratico

'El programa de Ana Rosa' / Telecinco

"Jarabe democrático"... Chim pum. Como quién dice: "probó de su propia medicina, de su propio jarabe democrático". Hay que tener mucha jeta, y muy poca vergüenza. Inmediatamente, avalancha de críticas destrozando la ocurrencia del programa, aunque ya no sorprenden a nadie. De entre toda la indignación, destaca la del actor Willy Toledo. El intérprete de Los favoritos de Midas no tiene entre sus programas favoritos ni el de Ana Rosa Quintana ni, a juzgar por su comentario, la cadena SER. Especialmente agrio ha sido contra la cara visible que hoy callaba mientras los espectadores leían este letrero en pantalla:

willy toledo terradillos

A Terradillos le hará falta mucho más que una cucharadita de jarabe para reponerse del sopapo con la mano abierta que le ha dedicado Toledo.