El 11 de octubre de 1981 comenzó una historia que marcaría para siempre la televisión española. Ese día se estrenó ‘Verano Azul’, una serie que rompió moldes, que unió a generaciones y que se convirtió en un auténtico fenómeno de masas. Fue la primera vez que la pequeña pantalla en España vivió algo así. Hoy, más de cuarenta años después, sigue disponible en Amazon Prime y continúa despertando emociones.
Uno de los momentos más recordados llegó en su penúltimo capítulo. El episodio en el que moría Chanquete. La noticia se anunció durante días. A lo grande. Nadie en España sabía qué era un spoiler. Y aun así, millones de personas se reunieron frente al televisor para ver un final que ya conocían. Fue un evento social. Un ritual colectivo. Una despedida que dejó huella.
Verano Azul cambió la televisión en España
En aquellos años, la medición de audiencias no era tan precisa como ahora. No se sabe con exactitud cuántos españoles siguieron las aventuras de Julia, Javi, Piraña, Tito, Quique, Bea y Desi durante aquel verano eterno en Nerja. Pero los datos posteriores hablan por sí solos. Según TVE, más de nueve millones de espectadores siguieron el tramo final. Las reposiciones aumentaron aún más esa cifra. Para 2011, se estimaba que el 78% de la población había visto al menos un capítulo. Una cifra impresionante.

En medio de aquel éxito estaba Pilar Torres, la actriz que interpretaba a Bea. A diferencia de muchos compañeros, ya tenía experiencia en el cine. Había trabajado con Juan Luis Buñuel en la película ‘La mujer de las botas rojas’, junto a Catherine Deneuve y Fernando Rey. Un currículum poco común para una joven actriz que todavía estaba empezando. Y esa madurez se notaba en pantalla.
Bea era uno de los personajes más queridos
Durante el rodaje de Verano Azul, Pilar tenía dieciocho años. Una edad clave. Una etapa decisiva. En esos meses vivió un noviazgo con un operador de cámara, hermano de Rocío Dúrcal. De esa relación quedó embarazada, algo que transformó su vida para siempre. El papel de Bea, tan querido y tan visible, terminó siendo su último trabajo como actriz.

Tras el éxito de la serie, Pilar tomó una decisión inesperada para muchos. Se retiró del mundo artístico. Optó por una profesión muy distinta, más estable, más íntima y más vocacional. Comenzó a trabajar como auxiliar de enfermería en un hospital madrileño. Allí ha construido su vida. Lejos de los focos. Lejos de la fama. En silencio. Con dedicación y humanidad. Hoy, Pilar Torres vive con discreción. Sin buscar atención ni nostalgia pública, pero con un legado que permanece.