Pocas parejas hay que estén tan bien avenidas, que se quieran tanto, que se entiendan tanto como ellos dos. Carles Puyol y Vanesa Lorenzo, desde que se conocieron, no se han separado. No solo eso, sino que después, han formado una familia preciosa con sus dos hijas, nacidas en el 2014 y en el 2016. Carles y Vanesa, que ya se conocían de antes, empezaron a tener más relación de amistad a finales del 2012... Una relación de amistad que pronto se convirtió en amor, y a principios del 2013, verbalizaron su relación. Y desde entonces, han fundido de amor al personal, riendo, haciendo excursiones, yendo de fin de semana con una de las parejas más amigas suyas, la del Triciclo Carles Sans y su mujer Maria Antònia Rodríguez, disfrutando de todo lo que hacen con sus hijas o haciendo deporte juntos.
Su relación de pareja va viento en popa y no parece que haya ninguna grieta que pueda amenazar todo el amor que hay en casa de los Puyol-Lorenzo. Parecen hechos el uno para el otro y están tan tranquilos y felices con su vida y su estado, y no tienen que pasar por el altar ni por los juzgados para formalizarlo. En una entrevista para El español, cuando le dicen que "Llama la atención que aún no estén casados", ella admite risueña que "Ah, no, no. Pero más casados que estamos, imposible. Fíjate que no me pide matrimonio. Él me dice 'pues pídemelo tú'. A ver si nos animamos". Y es que, como ella dice, no hacen falta papeles que acrediten que ellos dos se adoran, se complementan, se entienden y se aman con locura. Y por si no ha quedado lo suficientemente claro, Vanesa recuerda que lo que hay entre Carles y ella, no solo a nivel sentimental, sino sobre todo, siendo padres de sus dos tesoros, sus hijas, es más importante que cualquier boda: "Yo creo que cuando formas una familia, el padre de tus hijos lo es todo. Aunque Carles y yo nos separáramos, va a estar en mi vida siempre. La persona que eliges para tener hijos son palabras mayores".
Una Vanesa que se encuentra en un momento vital inmejorable, "estoy tan contenta. De verdad. Por un lado, cuando vas cumpliendo años, envejecer, es una faena. Porque tú ves que el cuerpo se deteriora, pero no me puedo quejar: yo me encuentro físicamente súper bien. Pero ves cómo cambiar, cómo salen arrugas", porque como ella misma dice, "Todo ese cambio forma parte de un proceso que deseo que sea para un crecimiento personal interno. Al final, el físico es importante y hay que cuidarlo, pero, sobre todo, lo que hay que cuidar es la mente. Como ésa no funcione, no funciona nada"... Carles y Vanesa, una pareja que enamora.