Un programa excepcional. En la segunda temporada de 'Els meus pares' de TV3, Gemma Nierga ha entrevistado a un famoso al que se le murieron los dos padres. Toda una novedad, teniendo en cuenta que normalmente visita a los padres de alguno mediático para que le hablen de su hijo. Pero esta vez ha sido distinto, con un Toni Soler que ha querido rendirles homenaje.
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La madre de Toni, Carme Guasch, murió en 1998. El padre, Antonio Soler, lo hizo mucho antes. Murió de una larga enfermedad en 1982, ahora hace 37 años. Él tenía 53. Su hijo, 16. Y aunque hace casi cuatro décadas que la enfermedad le arrancó al padre y que lo echa de menos, el presentador del 'Està passant' tiene una sensación desagradable cuando lo recuerda: "Si estuviera ahora aquí sería como empezar de nuevo una relación, seríamos desconocidos, tendríamos que presentarnos, prácticamente. Con mi madre, en cambio, tengo una presencia más fresca, más marcada, sería un reencuentro más próximo", confiesa.
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Cuando era un niño, la vida familiar estaba fuertemente marcada por el trabajo del padre, que trabajaba en un banco. Primero lo destinaron a Badalona, después a Terrassa y unos años más tarde otra vez a Badalona. Y Toni, sus hermanas y su madre, arriba y abajo detrás del su padre. Eso, sin perder nunca las raíces ampurdanesas. Aunque no vivían allí, los padres viajaban hasta Figueres cada vez que la madre se ponía de parte. Es por esto que Toni y sus hermanas Sílvia y Blanca nacieron allí: "Para que pudiéramos decir que somos de Figueres... una especie de patriotismo ampurdanés, por la vía de nacimiento, un poco absurdo", revela.
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Pero la muerte de su padre lo cambió todo. Fue un descalabro familiar que se alargó más de un lustro. "Fue un momento de excepción, pero que duró mucho", recuerda Sílvia Soler. En la memoria de Toni, la sensación asfixiante de aquel momento que marcó una época en casa: "Estuvimos cuatro años con la sombra de la muerte y después dos o tres años de duelo estricto. Mi madre quería que quedara claro que era viuda y que nuestra casa estaba marcada por la desgracia". Un 'shock' emocional que provocó que Toni Soler se cerrara en banda, negando el dolor que sentía: . "Presumía de que no me había afectado, que yo era tan hombre y tan maduro que la muerte de mi padre no estaba pudiendo conmigo. Presumía de valentía cuando, en el fondo, se trataba de cobardía".
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La muerte del padre abrió un ciclo familiar que no se cerró hasta que a los hermanos Soler les faltó su madre: "Aunque la expresión parezca frívola, convalidamos el luto de nuestro padre con el de nuestra madre... Dije: yo estaré allí en primera fila y lo quiero sufrir y quiero estar triste, no me quiero perder nada", relata Toni. Los tres están de acuerdo en lo mismo: "El luto fue más fácil, porque lo habían verbalizado, nos habíamos despedido, habíamos aprendido la lección y eso da mucha tranquilidad". Y una reflexión de Sílvia Soler: "No sé dónde lo leí, pero es cierto, no eres del todo adulto hasta que no has perdido a tu padre y a tu madre".
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'Els meus pares' con Toni Soler y sus hermanas Sílvia y Blanca reunió ayer a 416.000 catalanes ante el televisor. Un 18,1% de cuota de pantalla que situó el programa por encima de la entrega de la semana anterior con Roger Pera, su padres y el drama de la drogadicción.