El verano trae muchas cosas: calor, playa, descanso… y un sinfín de escándalos en la prensa del corazón. En esta ocasión, ha sido el turno de Terelu Campos, quien ha vuelto a situarse en el centro de atención con una portada que ha suscitado más dudas que admiración. La colaboradora televisiva, acostumbrada a moverse entre focos y exclusivas, ha sorprendido con unas imágenes en bikini que han sido tan comentadas por su contenido como por lo que esconden: una gran cantidad de filtros y retoques digitales exigidos por ella misma.
Según fuentes del entorno mediático, Terelu aceptó posar en bikini para la revista ‘Lecturas’, pero con una condición que pocos se atreven a reconocer públicamente: bajaba el precio del reportaje, estimado inicialmente entre 15.000 y 25.000 euros, siempre y cuando le concedieran la posibilidad de revisar, editar y dar su consentimiento final sobre las imágenes antes de que viesen la luz. ¿La razón? Según algunas fuentes cercanas a la sesión, sería que, sin filtros y retoques, "se veía horrible", una declaración que habría hecho ella misma tras ver las fotos en su estado natural.
Las fotos en bikini que Terelu Campos no quería ver ni en pintura
Lejos de ser una simple sesión veraniega, este posado ha destapado los miedos más profundos de la hermana de Carmen Borrego. Según testigos, las imágenes originales distaban mucho del resultado final que vimos en portada: piel completamente lisa, abdomen sin una sola marca y piernas sin rastro alguno de celulitis. “Lo negarán o guardarán silencio pero basta mirar las imágenes para comprobar el filtrazo que llevan”, asegura un experto en edición fotográfica. A pesar de los esfuerzos por controlar su imagen, los rumores no han tardado en estallar. Algunos colaboradores televisivos se preguntan si Terelu está dispuesta a cualquier cosa por mantenerse vigente, incluso a sacrificar credibilidad a cambio de una figura digitalmente esculpida.
Pero la polémica no solo ha llegado desde los expertos del sector, sino que también se ha desatado en las redes sociales. Los detractores de Terelu no han tardado en señalar "el descarado retoque" al que han sometido sus imágenes, y no han dado tregua en las plataformas. Algunos cuestionan: "¿Parece su hija?" o preguntan con incredulidad: "¿A esta mujer no le da vergüenza que @Lecturas le ponga filtros a punta pala para mostrar una imagen que no es ella ni de lejos? Por favor, que todos vimos a Terelu en Supervivientes, su flacidez y su cuerpo sapo. ¿A quién pretenden engañar?”. Otros aportan críticas más mordaces, diciendo que "parece hecha con IA" o que "le han puesto directamente el filtro de 1990", evidenciando la magnitud del rechazo y las críticas hacia la manipulación digital de su imagen.
Entre confidencias sexuales y una imagen pública calculada
En una entrevista paralela al reportaje, Terelu abrió la caja de Pandora al hablar sin tapujos sobre su vida íntima. Confesó que lleva nueve años sin mantener relaciones sexuales y criticó duramente la idea de que la felicidad de una mujer dependa de tener pareja: “Qué gilipollez”, sentenció. Sin embargo, esta supuesta liberación personal contrasta con la necesidad imperiosa de controlar cómo se muestra físicamente ante el público. En ese mismo texto, aseguró que solo utiliza bikini en la casa de su madre, en Málaga, dejando claro que su inseguridad corporal no es nueva, pero que ahora ha decidido enfrentarla… con Photoshop de por medio.