El clan Campos vuelve a estar en el centro del huracán mediático. Esta vez, el foco se posa sobre Terelu Campos y su hija Alejandra Rubio, quienes han vivido un fin de semana cargado de tensión, desencuentros y reproches. El motivo no ha sido otro que una maniobra que muchos ya califican de premeditada: el supuesto "engaño" urdido por Carmen Borrego y su hijo José María Almoguera para generar titulares, alimentar portadas y, de paso, arañar alguna exclusiva. Lo que parecía una historia ajena a la madre y la hija ha terminado por salpicarles directamente, con consecuencias que podrían erosionar aún más los delicados vínculos familiares que sobreviven entre las hijas de María Teresa Campos.
Según fuentes del entorno cercano a la familia, todo comenzó con la nueva reaparición de Carmen Borrego en televisión, tras semanas en las que había optado por un perfil bajo. Junto a ella, su hijo José María —con quien recientemente había protagonizado un sonado enfrentamiento televisado por temas personales y económicos— se dejó ver en actitud conciliadora. La imagen de madre e hijo juntos, sonrientes y sin rastro de tensiones, sorprendió a propios y extraños. La reconciliación fue vendida como algo inesperado, un “milagro familiar” que, en apariencia, abría la puerta a un nuevo capítulo para los Borrego.

Sin embargo, no tardaron en saltar las alarmas. Fuentes del entorno de Terelu aseguran que todo fue una estrategia cuidadosamente planeada para generar repercusión mediática. “Han copiado exactamente el mismo guion que ahora están intentando aplicar Terelu y Alejandra”, afirma una fuente del entorno de televisión. Y es que, tan solo horas después de la comentada reaparición de Carmen y José María, madre e hija —Terelu y Alejandra— protagonizaban también un tenso momento ante las cámaras, con rumores de discusión y distanciamiento filtrándose a la prensa.
Un conflicto repetido
La prensa rosa ya habla abiertamente de “clonación del conflicto”: un mismo patrón en dos generaciones, una suerte de déjà vu familiar ejecutado casi al milímetro. Carmen y su hijo simulan enterrar el hacha de guerra en público tras meses de silencio, y poco después Terelu y Alejandra dejan entrever que no están pasando por su mejor momento como madre e hija. Las sospechas de que todo responde a una operación para generar contenido jugoso en un momento en que los Campos han perdido protagonismo no tardaron en circular. Las comparaciones, además, no benefician a Terelu ni a su hija, que se ven envueltas en una estrategia similar a la de su hermana Carmen, a quien en más de una ocasión han acusado de explotar el drama familiar con fines lucrativos.
¿Este conflicto ha sido arreglado?
El “fin de semana negro” que han vivido Terelu y Alejandra Rubio, marcado por gestos fríos en un plató y una serie de declaraciones crípticas, se ha visto empañado por la percepción creciente de que podrían estar siguiendo los pasos de Carmen y José María, aunque con menor eficacia mediática. De hecho, algunos colaboradores de televisión han sugerido que esta estrategia conjunta podría haber sido alentada por productores de determinados programas, deseosos de revivir el interés en el universo Campos, ahora huérfano de su gran matriarca.

No es la primera vez que se acusa a las hijas de María Teresa Campos de utilizar su apellido para generar titulares, pero la diferencia ahora es que el desgaste emocional, sumado al fallecimiento reciente de la presentadora, añade una capa de incomodidad y tristeza a todo lo que ocurre alrededor del clan. La imagen de una familia dividida, ensimismada en su propio espectáculo, comienza a erosionar la empatía del público.