Desde que Tamara Falcó anunciara su compromiso de boda con Íñigo Onieva hace 10 meses y hasta el día de hoy han pasado muchas cosas y pocas positivas. Quizás la mejor, o la que piensa que lo es, es que faltan 6 semanas para llegar a la meta. Es la recta final de un calvario autoimpuesto: una especie de tortura sentimental, pero también espiritual, comercial y reputacional. ¿Vale la pena? Pues, desde fuera, ni mucho menos. Tampoco están muy de acuerdo muchas de las personas del círculo íntimo de la marquesa, empezando por familiares y amigas: Onieva es mala pieza. Ahora bien, la que no lo ve es la principal protagonista de la historia, que tiene razones de todo tipo para no tirar la toalla. ¿Creencias religiosas? De acuerdo. ¿Negocio? Y tanto. Pero sobre todo hay mucha vanidad. A espuertas. El subtrama del vestido nupcial es un buen ejemplo.

Después de una semana larga de fuego cruzado por la cancelación del acuerdo con las vascas Sophie et Voilà, las escogidas en un primer momento para vestirla el 8 de julio, hemos acabado averiguando la verdad. Falcó jugaba con dos barajas, traicionó a la firma de Bilbao y quería un traje de una marca top, top, top. En algún momento del camino pensó que la Marca España y todo eso era muy bonito para hacer de patriota en días señalados, pero no suficiente para lucir el día de su boda. Las fotos que la acompañarán el resto de la vida, las de su primer matrimonio, tenían que estar a la altura de su ego. Y del de su madre, claro, a la que tiene que contentar ya que ha escogido a un malote infiel y tarambana como yerno. Isabel Preysler tiene el morro muy fino y amistades potentísimas. Carolina Herrera, por ejemplo. La venezolana salvará el culo de la hija, este lunes se están reuniendo en Nueva York con Wes Gordon, el mítico director creativo de CH.

Wes Gordon y Carolina Herrera Instagram
Wes Gordon y Carolina Herrera / Instagram

Tamara tenía un acuerdo con Carolina Herrera, reunión este lunes en Nueva York

La reunión culmina dos semanas de negociaciones previas, leemos en Vanitatis. Hagan números, verán el engaño. Falcó sabía que tarde o temprano tendría que viajar a Manhattan, pero no podía programar la cosa con antelación. Ella será muy VIP, pero no tanto como para modificar la agenda de un gigante como CH. Todavía menos si encima vienes con súplicas y prisas. Le han hecho un hueco este lunes para presentarle ideas y por eso ha tenido que coger el primer vuelo disponible. Lo hacía ayer domingo después de comer y de descansar de otra boda, la de su íntima Lucía Domínguez Vega-Penichet. 8 horas y media cruzando el Atlántico acompañada por su diseñadora de cabecera, Blanca Unzueta, y que hicieron en condiciones dramáticas. Ay.

Isabel Preysler y Tamara Falcó GTRES
Isabel Preysler y Tamara Falcó / GTRES

Así ha volado Falcó a Manhattan, "una fortuna" por ir en clase turista

Tengan en cuenta que hablamos de una señora que ha vendido la boda por un millón de euros y que había sableado a las diseñadoras de Sophie et Voilà con un contrato de 150.000€ por lucir su vestido y hacer de imagen de marca. Una mujer que pide regalos como vitrinas de 5.500€, mantas de 800 o "saleros de 25, que eso no lo decís", según Onieva. Piensen también que Tamara durante los últimos meses ha estado en Maldivas, Bali, Praga, París, Laponia, México, Fátima y Lourdes. Hablamos de otra división, y claro, se pueden imaginar que cuando viaja lo hace en primerísima primera clase, a todo trapo. Pues esta vez ha pinchado y le ha tocado ir apretada en clase turista, sin facturar maletas y por el precio de business: unos 3.200€ por barba. Lo único premium que ha visto ha sido la entrada del aeropuerto de Madrid y la sala de espera. "El vuelo les ha costado una fortuna, pero no había más opción", explica compungido su entorno. Pobre Tami. Ganas de llorar y todo.

Tamara Falcó coche GTRES
Tamara Falcó llega al aeropuerto / GTRES
Tamara Falcó dedo GTRES
Tamara Falcó en el aeropuerto / GTRES

No nos cansaremos de repetirlo: cada día tenemos más claro cómo acabará todo esto.