Lo que comenzó como un romance glamuroso entre vestidos de alta costura y banquetes aristocráticos, hoy se ha transformado en una batalla campal emocional que sacude los cimientos del clan Preysler. Tamara Falcó, convertida en protagonista de su propio drama, ha elegido un bando: el de su marido, Íñigo Onieva, pese a que ello implique romper la armonía con su madre, Isabel Preysler, y enfrentar miradas de desconfianza dentro de su círculo íntimo.

Desde hace meses, la tensión en la familia de la marquesa de Griñón es evidente. Todo comenzó con rumores, luego vinieron las confirmaciones y los silencios incómodos y ahora, el conflicto se ha convertido en un secreto a voces. Isabel Preysler, figura central de la alta sociedad y conocida por su férreo control sobre los círculos íntimos, nunca terminó de aceptar a Íñigo. Y cuando parecía que la boda sería el punto de inflexión, solo sirvió para reforzar las distancias. La desconfianza sobre las intenciones de Onieva crece, mientras Tamara lo defiende con uñas y dientes.

Tamara Falcó, en pie de guerra familiar por su marido

La escena que más ha escandalizado a los allegados ocurrió hace apenas unas semanas. Íñigo Onieva fue captado por los paparazzis escondiéndose detrás de un contenedor de basura de un hotel, en un intento desesperado por no ser fotografiado. ¿Qué hacía allí? ¿Con quién estaba? Las respuestas brillan por su ausencia, pero lo evidente es que la actitud del empresario no ayuda a disipar las sospechas sobre su fidelidad.

Días más tarde, nuevos titulares encendieron las alarmas: Onieva fue visto cenando en actitud distendida con un amigo y dos mujeres. Ninguna de ellas era Tamara. Aunque él ha optado por el silencio, el gesto ha calado hondo en Isabel Preysler, quien no ha dudado en expresar su descontento de forma velada. Pero lo más sorprendente ha sido la reacción de Tamara: lejos de dudar, ha redoblado su apoyo hacia Íñigo, cerrando filas a su alrededor y tomando distancia incluso de su madre.

Isabel Preysler y Tamara: ruptura emocional entre madre e hija

Las consecuencias no se han hecho esperar. La relación entre Tamara e Isabel atraviesa su momento más frío en años, según fuentes cercanas a la familia. Las conversaciones son breves, los encuentros escasos y las miradas, distantes. Este distanciamiento ha abierto una grieta que amenaza con ensancharse si ninguna da su brazo a torcer. Los hermanos de Tamara, especialmente Ana Boyer y Enrique Iglesias, han intentado mediar en silencio. Quieren evitar que esta guerra se convierta en una ruptura irreversible. Sin embargo, la determinación de Tamara por defender a Íñigo ha sorprendido incluso a los más cercanos, quienes aseguran que nunca la habían visto tan decidida a cortar el cordón umbilical emocional con su madre. Para ella, este matrimonio es sagrado. Y traicionarlo, jamás.

El entorno de la familia empieza a hablar. Los rumores sobre las verdaderas intenciones de Íñigo Onieva no han cesado desde el día uno, y sus últimos movimientos no han ayudado a calmar las aguas. Las versiones que circulan hablan de un hombre encantador en público, pero tóxico y desleal en privado. ¿Está Tamara siendo manipulada? ¿O simplemente está pagando el precio de enamorarse sin condiciones? Dentro del círculo de Isabel, la postura es clara: Íñigo no es de fiar. Y si antes se lo insinuaban a Tamara con sutileza, ahora lo dicen sin filtros. Pero ella, lejos de replantearse su elección, se ha convertido en su principal escudo.