Los apellidos pesan mucho. Si te toca la lotería con uno pomposo, poderoso e intocable, la vida es un paseo. Barra libre, privilegios, alfombras rojas e incluso, trato de favor cuando las cosas se ponen feas. Siempre encuentras a un amigo dispuesto a  echarte una mano, a lavarte la cara, la reputación y las porquerías que vas dejando por el camino. También en sede judicial, por qué no. Entre bomberos no se pisan la manguera. Es lo que está pasando con un intimísimo de Tamara Falcó, el marido de su mejor amiga Khali El Assir, hija de un mercader de armas escondido de la justicia y asesor de Juan Carlos de Borbón. La tal Khali se casó con su novio, Juanjo, a finales de 2022 en Abu Dabi. ¿Juanjo? Bueno, su nombre es Juan José Franco Suelves, hijo de Francis y bisnieto del dictador fascista. Más rancia y casposa no podía ser la historia.

Tamara asistió al enlace en un momento delicado de su existencia, durante la tormenta por los cuernos de Íñigo Onieva. En aquel momento ya no eran pareja, lo había mandado a hacer gárgaras durante cinco nanosegundos en el metaverso. Falcó aprovechaba el batacazo sentimental para visitar a su hermano Enrique en Doha con motivo de un concierto, pero el objetivo real era el bodorrio, donde también se dejó caer el emérito. Vaya colección de cromos, no faltaba ni uno. Juanjo se casó con una inquietud: tenía abierta una causa judicial relativa a su actividad profesional y pasión desatada: la caza. El Seprona le denunció a él y a 22 colegas más por matar animales sin licencia y por formar una red organizada de furtivos y falsificadores de precintos de caza. Un tema feo y serio, pero que ha acabado como un chiste.

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Juan José Franco / GTRES

Resulta que el juzgado de Móstoles que se encargaba del caso ha dictado un auto que es música celestial para Juan José. ¿El resumen? A hacer puñetas. La causa ha quedado archivada, en principio de manera provisional, pero sin eufemismos ni florituras, ya pueden estar seguros de que será in eternum. Explica Vanitatis que entre los imputados había varios apellidos muy conocidos de la alta sociedad, tan cinegética y adicta a la montería, pero el del amigo de la Falcó era el más chillón. También el más peliagudo, los togados no quieren líos con los herederos de Paquito. Quizás tampoco con los coleguis de la marquesa de Griñón.

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Tamara Falcó e Isabel Preysler / GTRES

¿Cómo está Juan José después de escapar de la Justicia? Pues cómo quieren que esté, más contento que unas castañuelas. "Estoy feliz", asegura. Han sido dos años "pasándolo muy mal", añade su entorno. Pobrecito. Se siente una víctima, por cierto. Víctima de la manía que algunos, vete a saber por qué, le tienen a su familia, tan modélica y libre de cualquier mancha. No es la primera vez que lanza este clamor patético, en una entrevista en Vanity Fair se quejaba de que "el apellido Franco te puede abrir algunas puertas, pero también te cierra otras". Que les pregunten a los represaliados por su bisabuelo, a ver qué puertas les cerraron a ellos. Un detalle dramático: se marchó de España para estudiar a internados de Suiza y los EE.UU., alejado de la presión mediática contra los Franco. No dice cómo se pagaron estas estancias tan asequibles, de donde salió la pasta. Seguro que trabajando, trabajando, no. Pero en fin. Nada. Todo sigue igual.