'El musical de tu vida' es una de las apuestas de Telecinco para el prime time de los miércoles. Apuesta fallida, a pesar del planteamiento a priori interesante y jugoso del formato presentado por Carlos Sobera. Se trata de un espacio de entrevista a un personaje famoso, haciendo un repaso de su vida y salpicándola con números musicales de actores, actrices y cantantes profesionales del género. Las letras de los temas, todos muy conocidos y de artistas consagrados, se adaptan a las circunstancias personales de los invitados. ¿El problema? Que peca de adulador, de blando y, con respecto a la parte artística y musical, no consigue sacudirse la sensación de estar viendo el 'Qué tiempo tan feliz' de María Teresa Campos. Los resultados son decepcionantes, a pesar de contar con VIPS de primera: el estreno fue con Ana Obregón, y ahora le ha tocado el turno a Tamara Falcó. Podrían ser hits de audiencia, pero no. La madre-abuela pinchó con un 9'9%, y la hija de la Presyler no ha llegado ni a eso: un 9%. Un fracaso, en definitiva.

Tamara le ponía los cuernos en Antena 3 aceptando la invitación del show de la competencia, porque la propuesta le ofrecía una ventana blanca a favor de su imagen, marca y reputación. El guion lo tocó todo: nacimiento, fama, los hermanos de otros padres, la Preysler, Íñigo Onieva, la boda, la luna de miel, su devoción religiosa y, por descontado, su figura paterna: Carlos Falcó, difunto y anterior marqués de Griñón. El hombre por el que su madre dejó (con infidelidad incluida, acreditada por Jaime Peñafiel) a Julio Iglesias, convirtiéndose en el segundo marido de la filipina, murió en plena pandemia: “Le echo muchísimo de menos porque fue un gran padre y era todo un señor”.

Las aventuras sentimentales del aristócrata y padre de Tami provocaron, de alguna manera, su salto a la práctica católica. Cuando Carlos dejó a su tercera mujer (Fátima de la Cierva), hicieron una escapada padre-hija al campo. Decidió comprar la Biblia para pasar aquellos días en familia, y la lectura la impactó de manera irremediable. Tenía 27 años: “No fue una llamada como tal, sino que fue poco a poco. Iba leyendo y las escrituras empezaron a tener sentido. Jesucristo me cambió la vida”. Quizás incluso demasiado, en su caso: ha abrazado la rama más integrista de la fe, como demostró en México y a Boris Izaguirre, a pesar de la reconciliación que se ha producido recientemente con el comunicador venezolano.

Tamara Falcó en Lourdes uniforme @tamara acuño
Tamara Falcó en el Santuario de Lourdes / @tamara_falco

En todo caso, esta devoción repentina fue difícil de asimilar para Carles Falcó, que no entendía absolutamente nada. A partir de aquel viaje en pareja, Tamara (quién llegó a expresar su deseo de hacerse monja) pasaba cada vez más tiempo a solas en su habitación. No sabía qué narices hacía, allí, aislada, en silencio. Empezó a pensar cosas raras, lo tenía claro: la niña sufría una adicción. Y le hizo una especia de 'intervention', al estilo americano: “En un momento dado entró mi padre y me dijo: 'Tamara, ¿qué haces todo el día en tu cuarto? ¿estás metida en drogas?, y saqué la Biblia”. Los mundos de Falcó, siempre alucinantes, siempre alucinados.

Tamara Falcó padre Telecinco
Tamara Falcó recuerda a su padre, Carlos Falcó / Telecinco