'El musical de tu vida' es una de las apuestas de Telecinco para el prime time de los miércoles. Apuesta fallida, a pesar del planteamiento a priori interesante y jugoso del formato presentado por Carlos Sobera. Se trata de un espacio de entrevista a un personaje famoso, haciendo un repaso de su vida y salpicándola con números musicales de actores, actrices y cantantes profesionales del género. Las letras de los temas, todos muy conocidos y de artistas consagrados, se adaptan a las circunstancias personales de los invitados. ¿El problema? Que peca de adulador, de blando y, con respecto a la parte artística y musical, no consigue sacudirse la sensación de estar viendo el 'Qué tiempo tan feliz' de María Teresa Campos. Los resultados son decepcionantes, a pesar de contar con VIPS de primera: el estreno fue con Ana Obregón, y ahora le ha tocado el turno a Tamara Falcó. Podrían ser hits de audiencia, pero no. La madre-abuela pinchó con un 9'9%, y la hija de la Presyler no ha llegado ni a eso: un 9%. Un fracaso, en definitiva.
Tamara le ponía los cuernos en Antena 3 aceptando la invitación del show de la competencia, porque la propuesta le ofrecía una ventana blanca a favor de su imagen, marca y reputación. El guion lo tocó todo: nacimiento, fama, los hermanos de otros padres, la Preysler, Íñigo Onieva, la boda, la luna de miel, su devoción religiosa y, por descontado, su figura paterna: Carlos Falcó, difunto y anterior marqués de Griñón. El hombre por el que su madre dejó (con infidelidad incluida, acreditada por Jaime Peñafiel) a Julio Iglesias, convirtiéndose en el segundo marido de la filipina, murió en plena pandemia: “Le echo muchísimo de menos porque fue un gran padre y era todo un señor”.
Tamara Falcó no puede evitar emocionarse al recordar a su padre, Carlos Falcó ❤ https://t.co/Tclen5Taor | #ElMusicalDeTamara
— El musical de ti vida (@musicaldetuvida) October 19, 2023
👉 "Se levantaba cada mañana para hacer mejor el mundo"
Las aventuras sentimentales del aristócrata y padre de Tami provocaron, de alguna manera, su salto a la práctica católica. Cuando Carlos dejó a su tercera mujer (Fátima de la Cierva), hicieron una escapada padre-hija al campo. Decidió comprar la Biblia para pasar aquellos días en familia, y la lectura la impactó de manera irremediable. Tenía 27 años: “No fue una llamada como tal, sino que fue poco a poco. Iba leyendo y las escrituras empezaron a tener sentido. Jesucristo me cambió la vida”. Quizás incluso demasiado, en su caso: ha abrazado la rama más integrista de la fe, como demostró en México y a Boris Izaguirre, a pesar de la reconciliación que se ha producido recientemente con el comunicador venezolano.
En todo caso, esta devoción repentina fue difícil de asimilar para Carles Falcó, que no entendía absolutamente nada. A partir de aquel viaje en pareja, Tamara (quién llegó a expresar su deseo de hacerse monja) pasaba cada vez más tiempo a solas en su habitación. No sabía qué narices hacía, allí, aislada, en silencio. Empezó a pensar cosas raras, lo tenía claro: la niña sufría una adicción. Y le hizo una especia de 'intervention', al estilo americano: “En un momento dado entró mi padre y me dijo: 'Tamara, ¿qué haces todo el día en tu cuarto? ¿estás metida en drogas?, y saqué la Biblia”. Los mundos de Falcó, siempre alucinantes, siempre alucinados.