Susanna Griso lucha esta temporada por hacer que su Espejo público suba de audiencia. Han sustituido la parte final del programa y lo que antes era "El laberinto" con mucha política y antiindependentismo, ahora es una sección de corazón. Y no tira. Ni Griso sabe de corazón ni los espectadores lo buscan en Antena 3. Pero Planeta lo quiere para intentar derrocar a Ana Rosa. Imposible. Griso es portada de Diez Minutos y explica aspectos de su vida familiar que la hacen más cercana.
La parte más emotiva es la de su tercera hija, la que adoptó en Costa de Marfil. Dorcette es menor y preserva siempre la cara, pero se nota que es su ojito derecho: ¿Qué sintió cuando tuvo en su hija adoptiva, Dorcette, en brazos? Griso: "Me emociona pensarlo, porque sentí lo mismo que cuando tuve a mis hijos biológicos. Una emoción enorme, una sensación de pensar que es piel de mi piel, sangre de mi sangre, ya que de alguna manera estaremos unidas para siempre. Tenía claro que iba a sentir lo que sentí, pero no sabía si sería recíproco". No se puede decir mejor.
Añade: "Me preocupaba que como sólo hablaba francés se sintiera triste o le atemorizara la nueva situación, pero no, la complicidad es total. Le tengo gran admiración porque son niños supervivientes, con historias personales duras". Complicidad y admiración de una madre a su hija pequeña. Y la pregunta sobre cómo hablan con tantas lenguas en casa. De manera natural: "Mis hijos, entre ellos, tan pronto hablan catalán como castellano y Dorcette, en francés y en castellano, todos somos bilingües. Mis padres también lo eran, tengo hermanos con los que hablo indistintamente en catalán o en castellano: hay gente en quien eso le parece delirante pero en Cataluña es bastante habitual".
GTRES
La niña es guapa hasta decir basta. Los paparazzis sirven imágenes de la menor que no se pueden publicar sin pixelar. Pero Dorcette ya va a desfiles de moda. Es tan lista que se pixela sola. Piensan diferente, hablan diferente y se admiran. Una familia ejemplar.