Excepto en el caso de los muy afortunados, que siempre los hay, el cambio del 22 al 23 ha sido solo una cuestión numérica. El resto de cosas siguen igual. Algunas peor, de hecho. Pero vaya, que es tiempo de buenos propósitos, de pasar página, de avanzar e intentar no mirar atrás. Sobre el papel queda precioso. Ahora, ponerlo en práctica ya es mucho más difícil. Incluso utópico. Cuando menos de momento, hasta que pase un tiempo prudencial. Mientras tanto lo que molestaba o hería el año pasado sigue haciéndolo ahora, sin perder ni un gramo de intensidad. Una muestra evidente son los casos de ruptura sentimental, una auténtica lacra en el mundo del famoseo durante 2022. Las hemos tenido de todo tipo y de todos colores, aunque si tenemos que escoger a una para darle la medalla de oro, esta es la de Gerard Piqué y Shakira. Ha hecho correr ríos de lágrimas, de tinta y de bilis. Y lo que queda.

A pesar de haber firmado el acuerdo de separación y resuelto el tema de la custodia de los niños Milan y Sasha, la paz queda lejos. Shakira ha quedado tocada con todo el alboroto emocional y mediático a su alrededor. Piqué (y Clara Chía) son nombres tabú, no los pronuncia nunca, aunque no hace falta que lo haga para saber que no los olvida. Principalmente, claro, a el ex defensa culé; el resto es accesorio. El enfado de la colombiana no disminuye, tampoco el número y potencia de sus zascas. Los musicales, por ejemplo, resultaron muy reveladores cuando la bomba de la separación estallaba de forma violenta la pasada primavera. Aquel 'Te Felicito' con Rauw Alejandro, pareja de Rosalia, no podía ser más explícito. Por si acaso, eso sí, remachaba el clavo con 'Monotonía', el lanzacohetes y un corazón arrancado de cuajo en un supermercado. No salía una nevera, pero la cosa iba por aquí.

Piqué y Clara Chía Instagram
Piqué y Clara Chía / Instagram
fantasma de Shakira YT
El fantasma de Shakira / Youtube

Al margen de la situación con Piqué, la artista tiene otras preocupaciones: el estado de salud de su padre William, por ejemplo, y la decisión de sí trasladarlo a los EE.UU. o dejar que se recupere en Barcelona, de donde quiere largarse lo antes posible con sus chiquillos. Un cóctel que quizás ha multiplicado la dureza del primer mensaje del año. El destinatario: Gerard Piqué. Shakira no se esconde: está sufriendo, no olvida, no perdona. Y aunque confíe en que el futuro calme todo eso que está sintiendo, de momento se ha abonado al pim-pam-pum. El texto es demoledor: "Aunque continúen abiertas nuestras heridas en este nuevo año, el tiempo tiene manos de cirujano. Aunque alguien nos haya traicionado hay que seguir confiando. Ante el menosprecio, seguirse valorando". Parece el esbozo de su próximo hit, pero no sabemos si le pondrá música a tanto dolor. Y al resentimiento. Porque el post va lleno de esto.

Shakira y Tonino GTRES
Shakira con su hermano Tonino / GTRES
Shakira besa en su padre REDES
Shakira besando a su padre William / Instagram

La siguiente frase es quizás una de las más duras: "Porque hay más gente buena que indecente. Más gente empática que indolente". El retrato del catalán, que ha pasado la noche de Fin de Año con los hijos y los abuelos, es cruel. No hay ningún puente, ningún gesto de distensión. Mientras tanto ella llora. Una lágrimas que ha rebosado y rebosarán sin remedio, pero que considera el primer paso hacia un futuro mejor: "Nuestras lagrimas no son un desperdicio, riegan el suelo donde nacerá el futuro y nos hacen más humanos, para que enmedio del desamor se pueda seguir amando". Abierta a enamorarse, este es el rayo de esperanza que brilla de manera tímida entre tanta oscuridad. Y, de alguna manera, la revancha que planea la cantante contra su ex, el gran amor de su vida. También el desamor, sin duda.

Piqué viendo Naruto, Shakira sacudiéndose a los demonios, y un abismo entre los dos. Así ha sido el tránsito del 22 al 23 de la que, durante más de una década, ha sido la pareja más estimada.