La historia de Ruth Lorenzo es de esas que generan impacto. La cantante, hoy reconocida y admirada, ha vuelto a mirar atrás para hablar de la etapa más complicada de su vida: su infancia en Utah, marcada por la precariedad, el miedo y la sensación constante de estar sobreviviendo como podía. Porque antes de los focos, antes de los escenarios y antes del aplauso, hubo una niña trabajando en silencio, intentando encontrar su lugar.

A sus 10 años, mientras otros niños jugaban, ella asumía responsabilidades que no le correspondían a una niña de su edad. Trabaja siendo inmigrante ilegal en Estados Unidos, no tenía margen de elección, y su día a día era una mezcla de escuela, cansancio y trabajos que hacía para ayudar en casa. Pero incluso entonces, cuando la vida parecía demasiado complicada, Ruth ya sentía dentro de ella la música, su gran savación

Una niñez marcada por el esfuerzo y un sueño que no se apagaba

Y es que, tal como ha contado en diferentes ocasiones, la música era lo único que no le podían quitar. Era su refugio, su modo de respirar en medio de todo aquello que la superaba. Después del colegio organizaba almacenes, los fines de semana limpiaba casas, y aun así encontraba un minuto para cantar, para recordarse que algún día sería otra persona, en otro lugar, con otra vida. No había plan B, nunca lo hubo. Ruth Lorenzo solo sentía ese impulso casi visceral de dedicarse a lo que amaba.

ruth lorenzo GTRES
ruth lorenzo GTRES

A los 18 años, cuando por fin pudo independizarse, se hizo una promesa: vivir de la música pasara lo que pasara. Y la cumplió. Con público pequeño o gigantesco, con días fáciles y otros imposibles, ella avanzó con una convicción que pocos logran mantener durante tantos años. Porque para Ruth cantar no era un trabajo, era su manera de existir.

La cantante que se sostuvo sobre su propia rebeldía

Lo más sorprendente es que, además de tener que luchar contra las circunstancias, también tuvo que pelear contra quienes quisieron cerrarle puertas. Cuando regresó de Estados Unidos, una profesora llegó a decirle que jamás podría dedicarse a la música, que se olvidara, que buscara otro futuro. Aquella frase que pretendía hundirla se convirtió en gasolina: “ya verás”, pensó. Y vaya si lo vio todo el mundo.

Esa rebeldía la llevó a probar estilos, a estudiar ópera, a empaparse de técnica, y más tarde a lanzarse al heavy con una fuerza que dejaba claro que nadie iba a decidir por ella. Ruth Lorenzo se construyó sola, a contracorriente, aferrándose a la única certeza que siempre tuvo: su voz.

Así pues, detrás de su éxito actual hay una historia de coraje, supervivencia y determinación. Una niña que trabajaba en la sombras de Utah y que, a pesar de todo, nunca dejó de cantar. Porque la música, como ella misma dice, no solo la acompañó, sino que le salvó la vida.