Sigmund Freud hablaba de una joven llamada Rosalía, precisamente también era cantante, y hacía todos los esfuerzos posibles para poder vivir de ello, pero que “no llevaba en su vida la voz cantante, era silenciosa y obediente”. Han pasado más de 100 años para que la bisnieta del psicólogo entrevistase en su podcast a la Rosalía del siglo XXI. A todos sus entrevistados los tumba en un diván como si estuviesen en la consulta de su psicólogo, de esta forma ha comprobado que se abren más en canal. La artista habló con ella de moda, trabajo, arte, amor, vida y otros temas que convirtieron a la entrevista en una de las mejor valoradas por sus seguidores.

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La bisnieta de Freud se interesó por el precio que hay que pagar por el éxito, así como las envidias que eso conlleva y cómo la espiritualidad le ayuda a luchar con ello. “No le presto mucha atención. Creo que mis creencias pueden cambiar cómo vivo y cómo percibo la vida. Realmente creo que estoy protegida, que hay algo a mi alrededor que me protege”.

Precisamente contó una anécdota sobre este asunto. “Cada vez que veo una pluma en la calle o donde esté sentada, sé que es un ángel, sé que estoy protegida. Un amigo me dijo: 'Cuando ves una pluma, es porque hay un ángel cerca'. Y veo muchas plumas en mi vida. Sé que estoy guiada y protegida. Es una creencia muy fuerte que tengo. Por eso, aunque alguien me envíe un mal de ojo, no pueden tocarme”.

Rosalía adquirió madurez en las relaciones con los hombres 

Cuando cumplió los 28 años llegó a una etapa de madurez, notó que algo empezó a cambiar entorno a su relación con los hombres. “Recuerdo que comencé a preocuparme menos por la atención de los hombres y a darle menos importancia a lo que llevaba puesto o a cómo podían percibirme los demás, si eso tiene sentido. Empecé a expresarme más a través de lo que realmente me daba satisfacción. Me di cuenta de que eso representaba una forma profundamente diferente de relacionarme con el mundo. Empecé a sentirme más como una mujer que como una chica, si eso tiene sentido, ya que empecé a darle más importancia a cómo me sentía que a cómo me percibían”.

Entre muchos temas, algunas más surrealista, Rosalía confesó que odia los pies masculinos, pero sin duda destacó que le encanta “estar desnuda en casa”, del que precisamente habló abiertamente. “Me da una sensación de libertad, como si no me importara una mierda, en contraposición con todos esos momentos en los que tengo que estar siempre presentable”.

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