El formato del Gran Hermano como tal ya hace bastante que desapareció. Al menos, como lo conocimos en el año 2000. Si bien la esencia del formato ha sido cada vez menos genuina, dado que los participantes ya sabían de las gracias de poder convertirse en personaje público al salir de la casa de Guadalix y, por lo tanto, podían forzar las tramas, cabe decir que aguantó bastante bien hasta el 2016. Era entonces que Jorge Javier Vázquez se estrenaba como presentador del concurso después de que Mercedes Milá hubiera estado la responsable de conducirlo durante todas las ediciones previas, exceptuando la tercera, cuando intentaron sustituirla —sin éxito— por Pepe Navarro.
La catalana se marchaba y daba paso a otro catalán en la decimoséptima temporada. La última con anónimos que funcionó relativamente bien en cifras de audiencia. Era entonces que conoceríamos a personajes tan pintorescos como la televisiva Adara Molinero, su querido Pol Badia o la polémica Bárbara Cañuelo. Los tres formaban un equipo que salió perdedor contra la valenciana Bea Retamal. 'Naranjita' para los amigos. Un AKA extraído de las naranjas de Valencia, por si alguien se estaba estrujando el cerebro. A la edad de 20 años se llevó el maletín con los 300.000 euros y una pareja: el madrileño Rodrigo Fuertes.
Rodri, que fue tercer finalista, no era ni mucho menos uno de los personajes más destacados de la edición. Perfil bajo y excesivamente tranquilo en contraposición a la chica que había escogido para ser novios. Y es que no se parecían en mucha cosa. Él pijo y ella una choni de manual. El ejemplo paradigmático de aquello de que los polos opuestos se atraen, pero costaba verlos sosteniendo la llama del amor a largo plazo. Y no acabaron juntos. Al tiempo de salir y habiendo intentado mantener la relación fuera del programa, rompieron su compromiso. Para más inri, Rodri empezaba a salir con su excompañera de 'reality' Adara un tiempo después. Un lío total.
Pues bien, parece que Fuertes, que ahora se dedica a vivir de las redes sociales —en Instagram tiene más de 300.000 seguidores—, es un experto en tener relaciones con personas que entran a concursar en espacios de la telerrealidad estatal. Como se podía intuir, su idilio con la ganadora de Gran Hermano VIP 7 tampoco duró mucho más que un año. Sin embargo, él nunca pierde el tiempo. Ahora comparte su vida con Marta Castro, separada del piloto de motociclismo Fonsi Nieto. Curiosamente, ha sido una de las participantes de la octava edición del GH con famosos que todavía sigue en antena. Qué coincidencia.
Desgraciadamente, Castro fue expulsada de la casa el pasado 2 de octubre con más de un 60% de los votos. Con todo, y aunque la suya no ha sido una de las personalidades que más ha cautivado la audiencia, conocerla formando parte de la vida en directo ha servido para suplir una necesidad inesperada. Rodri, que ya se conoce muy bien los platós de Fuencarral, ha sido el encargado de defenderla en los debates y galas durante todas las semanas que ha estado dentro del concurso. Y no es que eso sea un motivo de alegría excesiva. Ni tristeza, claro está. En cualquier caso, ha sido curioso. ¿Por qué? Porque no parece el mismo. Operadísimo a la edad de 33.
Rodri, sobre Marta: "Lo esperaba y ella también. Creo que en este último tramo se estaba encontrando mejor y estar al lado de Avilés le ha perjudicado" #GHVIPGala8 pic.twitter.com/0r3lHNVpYJ
— Gran Hermano (@ghoficial) November 2, 2023
¡Ay! Que no lo habíamos dicho. Rodri regenta también una clínica de medicina estética. Puede ser que sea este el motivo por el cual le ha cogido el gusto a hacerse incontables retoques en la cara. No sabemos exactamente dónde se ha infiltrado más y menos ácido hialurónico. El caso es que en estos últimos siete años desde que saltara a la fama, ha tenido tiempo de cambiar por completo la forma de su nariz, la definición de su mandíbula y su rostro en general, en el que hoy día es prácticamente imposbile avistar alguna línea de expresión.
Quizás en las fotos que él mismo publica el cambio no es tan perceptible, así que os dejamos con el indispensable antes y después:
RODRI ANTES
RODRI AHORA
Puede gustar más o menos, pero nadie nos puede negar que de la cara con que lo conocimos queda muy poco.