Risto será uno de los protagonistas de la noche del domingo. Su Chester se postula como una auténtica bomba de relojería que dará que hablar... y mucho. Y es que en el avance del programa aparece la periodista Pilar Eyre insinuando que el rey emérito, Juan Carlos I, podría tener un hijo extramatrimonial. Boom. La expectación es máxima.

Mientras tanto, sin embargo, el publicista se centra en promocionar su artículo de El Periódico: "Te odio civilizadamente". Si bien la semana pasada aprovechó para compartir una carta de amor a su mujer, Laura Escanes, ahora ha optado por un tema totalmente diferente.

Un alegato al odio... civilizado, claro está. De eso trata su última pieza, en la que asegura que si no conoces y experimentas qué es el odio, difícilmente descubrirás qué es el amor. Porque Risto considera que odiar tiene muchos beneficios: "No sabes lo que te pierdes -si no odias-. Porque hay un odio que te moviliza, que te hace estar alerta, que te empuja a hacer cosas que jamás creerías, exactamente igual que el amor. Y odiar muy fuerte no es incompatible con amar igualmente fuerte, así que por qué renunciar".

"Nuestra sociedad está enferma de todo aquello que prohíbe. Por eso debe ser que existen los delitos de odio. Y a mí, que soy un férreo defensor de la libertad individual y que la prohibición se me suele hacer bola, me da por preguntarme qué hay de malo en odiar si uno lo hace de forma civilizada", empieza.

Dirigiéndose a una tercera persona a quien odia, Mejide reflexiona y llega a la conclusión que necesitamos alguien que no nos guste para darnos cuenta de qué queremos evitar ser o hacer: "Al fin y al cabo, todos necesitamos un antagonista de vida, alguien de quien aprender lo que NO queremos llegar a ser. De algún modo, te necesito, y si no existieras, te juro que habría que inventarte (...). Es entonces cuando, desde mi odio civilizado, abandono la conversación porque suelo tener que parar. Es el momento en el que me doy cuenta de que muchas de las cosas que odio de ti son las que no me gustan de mí mismo. Es el momento en el que tú has dejado de ser persona odiada, para pasar a ser un catálogo deconstruido de lo que no he sido capaz de cambiar".

Un Risto de lo más reflexivo que se prepara ya para hacer temblar los cementos de la Casa Real.