Joan Laporta está muy contento con los resultados del FC Barcelona la pasada temporada, en la que casi se alza con un nuevo triplete, y con los de la actual, en la que todavía tiene opciones de ganar todo. Incluso van primeros en Liga. Hansi Flick ha recibido el apoyo de toda la directiva y de los jugadores del club, además de los azulgranas, los más importantes. Es una nueva era en la presidencia del empresario, que ya creía que había llegado a su fin, aún tiene una oportunidad para continuar. Por lo menos hasta que finalicen las obras del nuevo Camp Nou, que ya acumulan años de retrasos.
El catalán podría vivir a las afueras de Barcelona o en zonas exclusivas como Ciutat Diagonal, entre otras. Sin embargo, vive con muy buena combinación, a tan solo cinco minutos andando del estadio del Barça y en plena Diagonal, en la zona alta de la ciudad Condal, eso sí. Pérez de Rozas cuenta como algunos vecinos protestaron al guardia de seguridad del portal. Los mismos compañeros de escalera del presidente del Barça no entienden como Laporta, "un abogado pequeño, al que no se le conocen ni grandes casos ni grandes triunfos", tiene en propiedad el inmueble.
En su exclusivo ático, Joan Laporta recibe infinidad de visitas. Los vecinos siempre escuchan ruido, voces altas, incluso música. Algo que no se puede permitir porque es una edificio residencial. Por su vivienda han pasado rostros muy importantes del mundo empresarial y el fútbol.
El ático dúplex de 270 metros cuadrados por más de un millón de euros
Aunque su nombre suele asociarse al fútbol y a los pasillos del Camp Nou, la vida privada de Joan Laporta se mueve en un escenario bien distinto: el del lujo discreto, fruto de años de negocios rentables y sueldos que solo están al alcance de unos pocos. Mucho antes de regresar a la presidencia del Barça, el abogado catalán decidió darse un capricho que marcó un antes y un después en su vida personal: comprarse un ático dúplex de más de 270 metros cuadrados en pleno corazón de Barcelona.
El inmueble está situado en la Avenida Diagonal, una de las arterias más exclusivas de la ciudad, y a apenas unos minutos caminando del estadio azulgrana. Una ubicación que lo dice todo. La vivienda ocupa dos plantas en las que Laporta distribuyó cuatro dormitorios, cinco baños y un salón inmenso, inundado de luz natural. A ello se suma una terraza con vistas que quitan la respiración y un jacuzzi que se convirtió, según cuentan quienes lo conocen, en uno de sus rincones preferidos tras su separación en 2007. No en vano, en el entorno del presidente siempre se ha hablado de este dúplex como “el piso de soltero”, un refugio urbano donde desconectar del ruido institucional.
El estilo de vida de Laporta nunca ha pasado desapercibido. Y menos aún su forma de vestir. Cada vez que aparece en un acto público, lo vemos enfundado en trajes de firmas que no están precisamente al alcance del bolsillo medio. Su gusto por las marcas más exclusivas ha sido durante años tema de conversación y, en ocasiones, de polémica. En su primera etapa al frente del Barça, algunos socios y aficionados le reprocharon abiertamente que su tren de vida resultaba incompatible con la austeridad que el club, según ellos, necesitaba. Para esos críticos, la imagen del presidente vestida de alta costura era poco menos que una provocación.
Sin embargo, Laporta siempre ha defendido que su nivel de vida responde a su trayectoria profesional y no a su cargo en la entidad azulgrana. Lo cierto es que su figura genera opiniones enfrentadas: para unos, un dirigente carismático que se mueve con naturalidad en el lujo; para otros, un perfil demasiado alejado de la realidad del socio de a pie. Sea como sea, su ático de la Diagonal sigue siendo un símbolo perfecto de esa dualidad: entre la brillantez pública y la vida privada que, pese a las críticas, nunca ha estado dispuesta a rebajar.
