Ayer viernes 15 de octubre el mundo de las Letras, en mayúsculas, tenía dos citas de envergadura. Las dos, qué casualidad, con aroma a españolismo. Una, la entrega del Premio Planeta en Barcelona. Un 'sarao' literario de primera, en el que ovacionaron a Felipe y Letizia hasta romperse las manos y asistimos a un espectáculo insólito: la ganadora parecía una mujer, Carmen Mola, pero no lo era. Sorpresa: se trata del seudónimo de tres hombres. Curioso. El otro acontecimiento tenía lugar horas antes y en El Escorial, en Madrid. Una fiesta para mayor gloria de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y Óscar al más reaccionario. El peruano, pareja de Isabel Preysler, contraprogramaba y montaba una juerga con toreros, 'peperos' y similares. Curiosamente, de colegas escritores, pocos. Pues bien, ni en una ni en la otra tuvieron el privilegio de tener una de las plumas más carismáticas: la catalana Pilar Eyre.

La cronista real, finalista del Planeta en 2014, tenía sus motivos. Unos personales y privados, y que le hicieron declinar la invitación para la cena en el MNAC de Barcelona, y otros ideológicos y públicos para que ni siquiera le pasara por la mente desplazarse a localidad madrileña. Al día siguiente de tanta fiesta, Eyre ha tenido mucho tiempo para reflexionar y compartir sus impresiones con sus seguidores. Y hay que decir que eso del premio de un millón de euros a tres señores que se esconden bajo el nombre de una mujer ha ocupado buena parte de su sábado. Sus tuits lo dicen todo, llenos de ironía: "Confieso que detrás de Pilar Eyre hay tres hombres: los tres muy atractivos, por cierto".

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Pilar Eyre en su casa / JB

Aunque Pilar ha asegurado que cualquier otro tema que no tuviera que ver con el galardón literario no le interesaba un rábano, no se ha podido aguantar y ha acabado por meter baza respecto del espectáculo de Vargas Llosa. El tuit es demoledor, diciendo lo que muchos piensan de la fiesta en particular y del escritor en particular. No está para juegos y tenemos claro el porqué: la apología del maltrato animal que se hizo a lo largo de la jornada hace que saque fuego por la boca. En este caso, lo que quema es su texto, que remata con una palabra clave: "Ridículo".

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Mario Vargas Llosa en su fiesta con el torero Roca Rey / EFE

Cada palabra y expresión es mejor que la anterior por una sencilla razón: tiene mucha razón: "¿Encuentro cultural? ¿Qué escritor estaba además de él? Viendo una corrida de toros"?. El detalle que acaba de hundir a Mario y que habla claramente de su megalomanía: "En un fotocol con su nombre". Un semidiós, vaya.

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Tamara Falcó, hija de Isabel Preysler, en el photocall con el nombre de Mario Vargas Llosa / EFE

Ahora saldrán los de siempre a decir que uno tiene un Nobel y la otra no. Quizás es mucho más sano y preferible una carrera de éxito como la de la barcelonesa, que vende libros, recibe reconocimientos y lo más importante: siempre interesa lo que dice. A Vargas Llosa ya sólo le escuchan los de la caverna. .. y él mismo cuando le dice al espejo: "espejito, espejito..."