Hablar de Mari Pau Huguet es hablar de historia viva de TV3. Una de las caras más emblemáticas de Televisión de Catalunya, una institución de la televisión de nuestro país, la heredera de Catalunya, una presentadora a quien veíamos desde los inicios y que ha hecho todos los papeles posibles. Desde que aterrizó de bien jovencita en el año 1986, siendo presentadora de continuidad, y después de su época dorada, colaborando con el Filiprim, presentando el Bon dia Catalunya con Ramon Pellicer, el Com a casa, el Bojos pel ball, L'hora de Mari Pau Huguet, el TVist ("Siempre he hecho magazines, es el género con que me siento más identificada. Todos los programas han tenido un carácter especial y los volvería a hacer todos") o las diferentes transmisiones de Cabalgatas de Reyes y campanadas de Fin de Año, ahora ya hace unos años que ha dejado la pantalla. Que no quiere decir que haya dejado de trabajar en TV3. Ha hablado en la excelente conversación que cada programa regala el Llapis de memòria, charlas entre Gisela Rodríguez y diferentes invitados en Ser Catalunya con muchas cosas que explicar, con el hilo conductor de diferentes canciones que han marcado la vida de estas personas.
Con respecto a la querida Mari Pau, su elección, para los curiosos que quieran saber qué canciones le hacen latir la patata, estas son 'Un pueblo' de Ares Gratal, 'Bon dia' de Els Pets, 'No sé porque té quiero' de Ana Belén y Antonio Banderas, 'New York' de Frank Sinatra, 'Take a chance on me' de ABBA, 'Lia' de Ana Belén, 'Orfes de rei' de Ares Gratal y 'Judit' de Joan Dausà. Huguet, hablando de su trabajo actual, al servicio de la atención al espectador, ha querido dejar claro que "no estoy jubilada, estoy en la tele, pero no estoy en pantalla", reconociendo que muchos espectadores la recuerdan, no por los programas presentados, sino para el día que hizo de actriz, un cameo en la mítica Plats bruts, en solo un capítulo, y haciendo de ella misma: "Un chico me dijo que estudiaba arte dramático por verme en Plats bruts".
Una Mari Pau Huguet que joven, antes de soñar con triunfar en la tele, ayudaba a su padre en el huerto todos los veranos ("Mis amigos iban de colonias de verano y yo no había ido nunca, pero si volviera a nacer, haría exactamente lo mismo. Mi ilusión era que, a las siete, cuando la gente recogía, abrían la churrería del mercado y comprábamos una papelina"), y que admite que cuando dejó de presentar programas, tuvo que gestionarlo, y no fue fácil después de tantos años: "De sopetón te levantas por la mañana y dices, ¿y ahora qué haré? Me faltaba el guion, me faltaba la rutina de ir a maquillaje, me faltaba la rutina de escoger el vestuario, me faltaba todo... Había perdido las rutinas".
Una rutina que durante la época del Bon dia Catalunya la llevó a madrugar. Y mucho. Cuando se lo dijeron, estaba "muy contenta y agradecida de empezar la franja matinal. ¿'A qué hora me tengo que levantar? ¿A las 4h? No garantizo que me pueda levantar a esta hora, me pondré muchos despertadores porque no estoy acostumbrada'", reconoce divertida. Divertida, pero le cambia la voz cuándo recuerda su peor momento vivido en TV3. Admite que "no me dormí nunca, pero me pasó una cosa que no le deseo a nadie. Tenía tres despertadores, pero ninguno de ellos tenía marcado el día, solo la hora. Yo sabía siempre que cuando me levantaba, era oscuro, a las 4 de la mañana, y un día abro los ojos y veo que entra claridad por la ventana. Me levanto de la cama bruscamente, miro el reloj y eran... las 9 de la mañana, y el Bon dia Catalunya empezaba a las 8. Me asusté, me vestí, salí corriendo hacia la tele, llego sin ni lavarme la cara". La sorpresa fue cuando llegó a la entrada de la tele y los trabajadores que había le dijeron: ¿"Pero qué haces aquí? Mari Pau, que hoy es sábado...'. La sensación es espantosa, espantosa, espantosa, me asusté mucho, ¿eh? El corazón me iba a cien por hora. Pensaba: 'Ostras, pobre Ramon, le he dejado solo'. Fui tonta, no puse la tele, era mucho más fácil".
Una conversación sensacional que vale la pena recuperar.