En el firmamento de Hollywood, Penélope Cruz brilla con luz propia. A sus 51 años, la actriz no solo mantiene una presencia deslumbrante en las alfombras rojas, sino que lo hace defendiendo una filosofía de vida alejada de las obsesiones y las técnicas invasivas. Su secreto no es uno, sino una combinación de hábitos conscientes, amor por lo natural y una disciplina que prioriza el equilibrio sobre la restricción. 

Penélope Cruz se basa en una nutrición consciente  

La propia Penélope lo ha resumido en una máxima simple pero poderosa: “Me gusta comer sano. No sigo una dieta, pero me encanta la comida orgánica”. Esta declaración es la piedra angular de su enfoque. Lejos de regímenes estrictos o privaciones, llena su cocina de frutas y verduras ecológicas, carne de corral, arroces y pastas integrales. Incluso se permite el capricho de un buen chocolate. Su alimentación se complementa con batidos de proteínas orgánicas y un café arábica con leche de almendras, del que no consume más de dos al día. Es una nutrición consciente, no punitiva. 

Pero el bienestar de Penélope Cruz va mucho más allá del plató. Su rutina es un ritual de autocuidado meticuloso y diverso. Para mantener su envidiable estado físico, se aleja de las largas sesiones de gimnasio. Su base fue el ballet clásico, que estudió durante 17 años, y hoy mantiene su forma con trabajo de resistencia y cardio unas tres o cuatro veces por semana, siempre por la mañana, antes de desayunar y de comenzar la rutina familiar con sus hijos, Leo y Luna. 

Prácticas que forman parte de su ritual 

Dos prácticas menos convencionales forman parte de su ritual. Por un lado, el dry brushing o cepillado en seco, una técnica que realiza cada noche antes de bañarse para exfoliar la piel, estimular la circulación y suavizar la celulitis. Por otro, una curiosidad que ella misma ha explicado: tomar una pizca de un tipo de sal concreto por recomendación de su cardiólogo para controlar su tensión arterial baja. Son pequeños gestos con una lógica detrás, lejos de las modas sin fundamento. 

El descanso es otro pilar indiscutible. Necesita entre siete y ocho horas de sueño cada noche, pero su concepto de descanso también incluye desconectar del “mundanal ruido”. Prioriza la conexión con la naturaleza y sus seres queridos al menos una vez por semana, una estrategia infalible para mantener a raya el estrés y la ansiedad, enemigos de un envejecimiento sereno. En busca del equilibrio interior, agenda al menos dos sesiones de meditación a la semana. Este espacio le permite parar, equilibrar su energía y despejar la mente de lo superfluo. Y cuando se trata de belleza, su ritual es inquebrantable: jamás se acuesta sin desmaquillarse y limpiar su rostro en profundidad, un gesto que siempre culmina con una hidratante intensiva. 

Incluso su icónico volumen capilar es fruto de su expertise natural. Criada en la peluquería de su madre, aprendió a sacar partido a su melena ella misma, prefiriendo un look natural y usando champú seco para dar volumen en los “días malos”. Penélope Cruz demuestra que el verdadero lujo no reside en tratamientos extravagantes, sino en el tiempo invertido en uno mismo. Su secreto es una suma de coherencia, escuchar consejos expertos y, sobre todo, escuchar a su cuerpo.