A sus 51 años, Penélope Cruz demuestra que la elegancia también nace del bienestar. De la salud. De cuidarse por dentro y por fuera. Su rutina es sencilla. Real. Alcanzable. Y, según ella misma admite, le ha cambiado la vida de forma radical. Su objetivo es proteger su corazón, mantener la energía y seguir sintiéndose fuerte.

Su día empieza temprano. Muy temprano. Lo hace por necesidad, pero también por convicción. “No me puedo permitir el lujo de quedarme en la cama”, confesó recientemente una entrevista para la revista ELLE. Madruga para moverse. Para conectar con su cuerpo. Para entrenar antes de que empiece el torbellino de compromisos. Cada mañana se reserva un hueco para sí misma. Es uno de sus secretos.

Penelope Cruz   Europapress
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Penélope Cruz revela sus secretos para mantenerse en plena forma

El pilar de su rutina es el entrenamiento de fuerza. Lo considera imprescindible. Penélope Cruz lo aprendió cuando practicaba ballet clásico, disciplina que marcó su cuerpo y su carácter. Ahora opta por ejercicios de resistencia. Movimientos sencillos. Series lentas. Pesos moderados. Todo enfocado a ganar estabilidad, tonificar y mejorar la postura. Lo combina con cardio, siempre en sesiones cortas y muy efectivas.

Tres o cuatro días a la semana entrena alrededor de una hora. Sin excusas. Sin dramatismos. Solo constancia. Mezcla fuerza, cardio y estiramientos conscientes. Pero su gran aliada es una práctica que adora: el Bikram Yoga. Una clase intensa de noventa minutos. Veintiséis posturas. Calor extremo, mucho sudor, mucha disciplina y un efecto liberador.

Penélope Cruz EFE
Penélope Cruz EFE

El Bikram Yoga es su gran aliado

Ella misma lo explica: los primeros sesenta minutos son duros. Muy duros. Pero después llega la calma. El cuerpo fluye. La mente se despeja. Y aparece esa sensación de ligereza que, según admite, “es como magia”. El Bikram le dio lo que necesitaba: un impulso de energía. Una forma de entrenar que equilibra fuerza, flexibilidad y enfoque mental.

El cambio no ha sido solo físico. Ha sido emocional. Integral. “Ha cambiado mi cuerpo por completo”, reconoce. Pero también su ánimo. Su ritmo. Su vitalidad. El último ingrediente es su alimentación: comida orgánica, natural, sin complicaciones. Un equilibrio perfecto entre ejercicio, constancia y nutrición real.