Pablo Motos es uno de los presentadores estrella de Atresmedia. Lo es por varias razones: primero por una cuestión de números, 'El Hormiguero' funciona muy bien, a pesar de llevar 17 temporadas en antena. No importa si lleva como invitado a una estrella de Hollywood o al fontanero que le arregla los lavabos, siempre marca en torno al 20%. Segundo, porque encaja perfectamente en la ideología política de Antena 3. Incluso la supera, acariciando posiciones más extremas. Pero no lo diremos demasiado alto, que se enfada. Pero vaya, que tampoco estamos descubriendo la rueda. Y si quieren una muestra que acabe de salir del horno, repasen la mesa de actualidad de este jueves con los progres Tamara Falcó, Cristina Pardo y el matrimonio Nuria Roca y Juan del Val. 5 voces corales contra Irene Montero y el Ministerio de Igualdad con argumentos de gran peso, excelsa intelectualidad y una particular interpretación de la hemeroteca.

Este viernes todos hablan de Motos por este fragmento del programa, solo soportable para los muy cafeteros. Nosotros aquí cerramos este tema, ya lo conocemos. De hace tiempo. Y por mucha lejía que intente aplicarse a sí mismo, no hay forma de blanquearlo, ni de olvidar sus tics machistas, ni anticatalanismo, etcétera. Dejémoslo correr. Preferimos hablar del Pablo Motos persona y del tránsito que ha hecho desde la juventud hasta el día de hoy con 57 años. Y por qué no, hacerlo a través de su aspecto, de su cara, de cómo ha cambiado con el paso del tiempo y cómo lo ha castigado. O no. Porque hace 30 años tampoco parecía fresco como una lechuga. Pero vayamos por partes. Primero miraremos fotos del valenciano sin maquillar, con colores extraños y posturas inusuales.

pablo motos yoga
Pablo Motos haciendo yoga de color pálido / Instagram
Pablo Motos sin maquillaje sale del hospital @pablomotos
Pablo Motos sin maquillaje saliendo del hospital / @pablomotos

Pablo Motos en la radio en la temporada 1994-95

Motos es un hombre que se cuida mucho. A nivel muscular, básicamente. De retoques estéticos, ni uno. Si los profesionales médicos de esta especialidad dependieran del presentador, estarían todos viviendo bajo un puente. Pero tenemos que reconocer una cosa: tiene un don. Pablo, sin ayudas externas, ni bótox, ni pinchazos de ácido, ha conseguido una proeza: parece más joven ahora que hace 3 décadas. O si quieren, lo diremos al revés: con 27 años podrías decir que tenía 57. Quizás no es exactamente así, pero es que gracias a Guillem Sans, ex del APM de TV3 y actualmente en Minoría Absoluta, hemos recuperado una fotografía de aquellas que nubla el cerebro, no podemos pensar con claridad. Es fuerte. Pertenece a la presentación de la temporada 1994-95 en Onda Cero Radio, junto al difunto Jesús Quintero y Kike Supermix (qué tiempos...). Sabemos que es una imagen antigua por el tono un poco sepioso de la estampa, por el look del personal y porque Motos no tiene barba ni pelusa, ni canas, y un cutis más aseado. Pero las ojeras rojizas, el gesto tristón, como cansado de la vida... hace mayor. Muy mayor. Es él pero no es él. Lleva un filtro de estos que envejecen cuando no existían los filtros. Pionero.

El aspecto de Motos resulta sorprendente

Sí, ya sabemos qué dirán los fans de Motos: que para llegar a donde ha llegado ha trabajado mucho, ha trabajado muchas horas, etcétera. De acuerdo. Pero el día que se hacían la foto de familia, pobrecito, lo podrían haber arreglado un poco, ni que sea para no dejarlo retratado así para la posteridad. Más que animar a los oyentes de la emisora, parecía que intentaban todo lo contrario, que se largaran y se pasaran a la competencia. Psicología inversa. Ya ni hablamos de enganchar nuevos, vaya. Pero mira, al final ha triunfado. Esto es indiscutible. ¿A qué precio? ¿Compensa? ¿Nos cambiaríamos por él? Este es otro tema. Cada uno que piense lo que crea conveniente.

Pablo Motos, Jesús Quintero y Kike Supermix Pinterest
Pablo Motos, Jesús Quintero y Kike Supermix el año 1994 / Twitter
Pablo Moto 1994 Pinterest
Pablo Motos en 1994 / Twitter
Pablo Motos trancas Antena 3
Pablo Motos / Antena 3

No es el curioso caso de Benjamin Button, pero le falta poco. Dejémoslo en curioso.