Durante casi dos décadas, Justin Bieber fue sinónimo de éxito global. El niño prodigio descubierto en YouTube conquistó escenarios, listas de popularidad y hasta los corazones de millones de fans en todo el mundo. Con una fortuna estimada en cientos de millones, parecía intocable. Sin embargo, detrás de los reflectores y de los estadios abarrotados, se esconde un drama financiero que hoy sale a la luz: el canadiense carga con una deuda millonaria que parece imposible de dejar atrás.

La historia tomó un giro inesperado en 2023, cuando el intérprete de “Baby” sorprendió al vender todos los derechos de su catálogo musical por apenas 200 millones de dólares, una cifra que, aunque abultada, resulta irrisoria frente al verdadero valor de su obra, estimado entre 500 y 1.000 millones. Una decisión que, según sus allegados, no fue un movimiento estratégico, sino un intento desesperado por obtener liquidez inmediata.

Justin Bieber y la venta apresurada de su catálogo musical

El documental TMZ Investigates: What Happened to Justin Bieber? reveló detalles impactantes sobre los motivos detrás de esta transacción. Harvey Levin, productor ejecutivo de TMZ, aseguró que el equipo del cantante reconoció estar frente a un “colapso financiero” inminente. Tanto así, que Bieber prefirió cerrar la venta en diciembre de 2022, ignorando el consejo de esperar unas semanas más para obtener beneficios fiscales millonarios. Las revelaciones no terminan ahí. Según testimonios recogidos en el mismo documental, el artista habría llevado un estilo de vida insostenible: viajes en jets privados, flotas de autobuses para sus giras y mansiones adquiridas en efectivo. Solo en la remodelación de un autobús, el canadiense habría gastado la escandalosa cifra de 2 millones de dólares.

Un tour cancelado y una deuda que lo persigue

La cancelación del Justice World Tour en 2023 agravó aún más su situación. El artista alegó problemas de salud, pero la suspensión dejó tras de sí un agujero financiero. La promotora ya había adelantado 40 millones de dólares que jamás se recuperaron, transformando ese dinero en una carga imposible de sostener. Aunque HYBE, la empresa coreana detrás de su representación, cubrió temporalmente la deuda, el acuerdo obligaba a Bieber a devolver la suma en un plazo de diez años. Hasta ahora, los reportes indican que solo ha podido realizar un pago. Pero los problemas no se limitan a la cancelación. Con la llegada de Lou Taylor como su nueva representante, salieron a flote auditorías y disputas financieras con Scooter Braun, su antiguo mánager. Lo que inicialmente era una deuda de un millón de dólares terminó inflándose a casi nueve, lo que agrava la difícil situación económica en la que se encuentra.

La narrativa que rodea a Justin Bieber hoy en día se asemeja más a un thriller financiero que al cuento de hadas que vivió en su adolescencia. Sus excesos, decisiones apresuradas y disputas con la industria han dejado claro que ni siquiera las mayores estrellas están blindadas frente al colapso financiero. En este escenario, los analistas de la industria musical coinciden en que el canadiense deberá reinventarse si quiere recuperar estabilidad. Mientras tanto, el fantasma de las deudas millonarias lo persigue, recordándole que el éxito puede evaporarse en cuestión de meses. Y lo que alguna vez fue el símbolo de una carrera impecable, hoy se transforma en un caso de estudio sobre cómo un ídolo global puede caer en la trampa de su propio éxito.