Los que ya tenemos una edad recordaremos que hace unos años, una presentadora nacida en Alemania y criada en Catalunya, después de dar los primeros pasos como modelo, enamoró a los espectadores con su talento delante de cámaras y su enorme capacidad comunicativa en diferentes programas de TVE o TV3. Hablamos de Inka Martí, que con sólo 22 años debutó en la tele en la cadena pública española con Hablando claro. Después, vendrían Tal cual, Aventura 92, Peligrosamente juntas, con Marisol Galdón, Barcelona, juegos de sociedad, hasta que el año 1999 dio el salto a TV3 para presentar el programa Ok!, un magazin de crónica rosa para las tardes de la cadena, dirigido por Alfons Arús, o No cal somiar, un programa de viajes.
La prometedorísima carrera televisiva de Martí, sin embargo, se vio truncada tras sufrir una experiencia lamentable que la hizo marcharse de los platós, asqueada por un incidente que ella misma denunció hace un par de años.
Dejó la TV por acoso
Explicaba Inka que cuando era una de las presentadoras estrella de TV3 vivió un episodio repugnante: "Tuve una experiencia muy desagradable. Habían fulminado un programa de la productora de Alfons Arús que hacíamos en directo, y me citaron para un almuerzo con el director de la cadena. Esa misma mañana me llamó la productora y me advirtió: "No te pongas rímel". Tenía razón. El directivo me propuso un programa nocturno estelar a cambio de sexo. Con el cuerpo petrificado, salí de allí y decidí no hacer nunca más televisión. Si hubiera seguido, seguramente estaría muerta". La persona que dirigía TV3 entonces murió en abril de 2018. Inka abandonó el mundo de la tele y cayó en depresión: "Superé la depresión yo sola, sin ayuda. Creo que todo pasa por un motivo, y al salir de ella, conocí a Jacobo [Fitz-James Stuart]".
Hablamos de Jacobo Siruela, hijo de la Duquesa de Alba, con quien se casó y con quien fundó, el año 2005, Ediciones Atalanta, una editorial de libros espléndidos que funciona a las mil maravillas y es un referente de calidad dentro del mundo literario. Y no sólo eso, hace diez años inició también una prolífica carrera como fotógrafa, haciendo exposiciones en diferentes salas y dejando constancia de su talento en las redes sociales.
Desgraciadamente, un comportamiento abyecto por parte de un hombre la hizo sufrir, y de rebote, hizo que nos perdiéramos a una grandísima presentadora por muchos años. Afortunadamente, Inka ha dejado atrás aquella experiencia nefasta y ahora es feliz haciendo (y muy bien) fotografías y editando libros.