Una de las cosas más ridículas y grotescas que hay en el mundo de la burocracia y el papeleo es la que hace referencia al nombre con el cual unos padres quieren bautizar a su hijo o hija. Exceptuando algunas idas de tarro considerables de padres que parecen en estado etílico a la hora de ir al registro, o bromitas para la posteridad de algunos inconscientes, se presupone en los progenitores el mínimo cuidado y sentido común. Pero después está la otra parte. La de no poder ponerle a tu hijo o hija un nombre porque alguien considera que es de niño o de niña. Y entonces es cuando se llegue al esperpento.

miel y padres

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Desde que era pequeña, Laia Rovira decidió que, si en el futuro tenía una hija, le llamaría Mel, miel en catalán. Con el tiempo, su pareja, Antoni Calderón, estuvo de acuerdo. Y llegó el momento que los dos fueron padres de una maravillosa niña. Nació hace un año y medio, y cuando la fueron a inscribir al Registro Civil de Cerdanyola del Vallès, empezaron los problemas. ¿Por qué? Porque el juez consideró que el nombre de sus sueños, el de Mel, incumplía la ley, porque haría confusa la identificación. Vaya, que era nombre de niño. "Mel es un nombre de origen hebreo dice la providencia del juez-. Se suspende la práctica de la inscripción registral solicitada. Requiérase a los padres para que en el término improrrogable de tres días naturales, den otro nombre a la nacida"...  Ahora resulta que porque Mel suene masculino, porque hay haya un Mel Gibson, Mel Brooks o Mel Ferrer, una niña catalana no pueda llamarse así, con la sonoridad y belleza que evoca la palabra.

registro civil miel

Si no lo hacían, pondrían uno de oficio. Les propusieron Melissa o Amèlia, pero los padres se negaron y recurrieron la decisión. "Me acababa de quitar la identidad de la niña. Le cambió el nombre y ¿ahora yo tengo que darle una nueva identidad? Fui al juzgado y si lo llego a encontrar, me lo como.", recuerda entre lágrimas la madre. Recurrieron la decisión, pero provisionalmente le tuvieron que poner el nombre de Adela, aunque ellos alegaron que, según el Instituto de Estadística de Catalunya, hay más de 125 mujeres inscritas en los registros civiles del país con el nombre de Mel. "En catalán es femenino y, por lo tanto, no es un nombre extraño. Es un nombre correcto.", dicen desde el IEC, tal como informó el Telenotícies de TV3.

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La resolución del recurso puede tardar un año y medio, y nadie les garantiza que lo ganen. Curiosamente, cuando los padres llaman a Mel por el nombre de Adela, no se da por aludida. Por el de Mel, sí. Òscar Andreu ha compartido la frustrante noticia y ha dedicado un sopapo demoledor en forma de tres palabras muy concretas, expresando lo que sienten los padres y mucha gente en saber la injusticia:

Ya lo saben, si ven a esta niña preciosa, ya saben cómo le tienen que llamar: Mel. Y bien alto.