Es una tradición: mientras la España en blanco y negro llora el aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, algunos de sus cachorros convertían las lágrimas en ira, rabia, palizas y persecuciones. Ha sido, es y será su forma de recordar a su padre, abuelo o tío ideológico: perseguir y zurrar a los diferentes. Salir de caza el 20-N ha sido un ritual para los más exaltados, y no son pocos los que la han sufrido en carne propia. Un ejemplo penoso pero muy clarificador: lo que vivió Miquel Ripeu en 1998 en Madrid, saliendo de la función de teatro.

franquistas bandera valle EFE

exaltación franquista en el Valle de los Caídos / EFE

Tumba Franco Mingorrubio - EFE

Tumba Franco Mingorrubio - EFE

Ripeu es catalán, nacido en Castelldefels, negro y de familia guineana. Cualquiera de estas características lo convertían en un objetivo muy goloso para los exaltados filofascistas. Y así fue: "tuve que salir corriendo perseguido por los fachas, porque se les había muerto Franco un 20N y lo querían celebrar pegándome una paliza". Tan triste, pero también tan sencillo. El actor, famoso por sus imitaciones en Crackòvia, Polònia o Late Motiv (donde hizo un gag muy recordado sobre Carrero Blanco), es también un declarado antifranquista: porque es juicioso, porque conoce la persecución y porque sabe que, a pesar de estar enterrado (de nuevo), "Franco sigue muerto. Los fachas están en el congreso". Los mismos, quizá, que le amenazaban hace dos décadas.

miquel ripeu

Miquel Ripeu actor / ripeu.com

Tendremos que preguntar a Ignacio Garriga qué piensa de esta vivencia tan dolorosa. Curiosidad, sólo.