Míchel Sánchez es uno de los nuestros. Un hombre respetuoso, empático, edificante, valiente y decidido. Una rara avis en el mundo del fútbol español, en el que demasiado a menudo se reflejan las peores costumbres de la sociedad. Por ejemplo, el tema de las lenguas. Mejor dicho: las lenguas que no son el castellano, pero que son tan oficiales como ellos. La majoiria las ignoran, las consideran de tercera categoría e incluso hay quien se ofende cuando las siente|oye en los estadios o ruedas de prensa. Después, eso sí, oirán|sentirán el cuento de "el castellano está en peligro". Y así cada día, cada semana, cada temporada. Ahora bien, siempre anzuelo excepciones dignas de elogio. Y este curso 2021-22, el gran triunfador es un payo|tipo de Vallecas que lleva|trae tan sólo 6 meses a Catalunya como entrenador del Girona F.C. En Míchel, uno de los últimos catalanohablantes del país.

Sánchez ha dejado una retahíla notable de demostraciones de respeto por la lengua propia de la ciudad, el club y la tierra que lo ha fichado para hacer su trabajo. Sucede en el podio el portero mallorquín Miquel Àngel Moyá, que durante su estancia a la Real Sociedad aprendió euskera. Ahora el rey está en Míchel, que está aprendiendo catalán a toda velocidad y, además, hace dos cosas loables: la primera, preguntar cuándo no entiende alguna cosa para incorporarla a su vocabulario. La segunda, todavía más extraordinaria, atreverse a hablarlo en una sala de prensa llena de periodistas. Con toda la normalidad, sí, pero también con una excepcionalidad que le valdrá el reconocimiento de todo un pueblo durante el resto de sus días. Estamos tan acostumbrados a todo el contrario que, cuando|cuándo alguien venido de Madrid dice "joder, en mí me han enseñado que tengo que ser una persona que sepa adaptarse y empatizar cono la cultura" y se lanza a hablar en catalán, el mínimo que podemos hacer es ponernos derechos y aplaudir.

Mientras que los catalanes y catalanas, aficionados o no al fútbol, y en el Girona, celebramos el ejemplo sensacional de Míchel, hay quien desde España se lo mira de una forma mucho menos amistosa. Como si fuera un traidor, un freaky o un sinvergüenza. No sólo no entienden su actitud, es que lo juzgan. Sin embargo, ni se encoge ni desfallece en su objetivo. Y para todos aquellos que se ponen las manos en la cabeza, ha empezado a dejarles mensajes bastante contundentes: "Su de mente corta". Es lo que dijo antes del partido de Copa entre el equipo gerundense y el Rayo Vallecano hace unos días, durante una conexión en la Cadena SER. En la emisora los sorprendía que supiera hablar el complícadíssim idioma que tiene palabras y nombres malignos como "Cesc Fàbregas" o "Ferran Jutglà", para poner un par de ejemplos. Pero como con 4 palabras quizás hay quien no ha entendido el mensaje, ha vuelto a insistir en la misma SER, pero en este caso a la desconexión catalana. 'Jugón'.

Míchel Sánchez, entrenador del Girona EFE

Míchel Sánchez, entrenador del Girona / EFE

¡En Míchel soltaba eso al 'Qué te juegas'! de Sique Rodríguez: "Estoy aprendiendo catalán porque se cultura y educación. Se la mejor forma de integrarme". Insiste, como dijo a RAC1, que "no lo veo como algo excepcional, lo veo algo natural. Me saborea lo que estoy haciendo, aunque en algunos sitios lo están criticando, pero en mí me da igual, estoy tranquilo". Aquí llega la bofetada al grupo de haters catalanófobos: "En quien lo critica yo le llamo incultura y cerrados de mente". Tiene más razón que un santo. Normal, porque él no lo sabe, pero estamos haciendo una recogida de firmas para beatificarlo. Todo llegará.

Míchel Sánchez, entrenador del Girona FC

Míchel, el entrenador madrileño del Girona FC / Instagram

No hay nada más gratificante y emotivo para un catalán que ver a alguien que llega de fuera poner todo de su parte para|por integrarse y enriquecer su vida y la de sus veins. Más Míchels en el mundo y resolvemos muchos de los problemas de convivencia en 6 meses. El mismo tiempo que ha tardado al dejarse ir con el catalán. ¡Visca Vallecas, hombre!