24 minutos y 51 segundos. Es el tiempo que Jordi Basté ha estado charlando con el entrenador del Girona, Míchel. 24 minutos y 51 segundos donde la conversación, TODA la conversación, la han mantenido en catalán. Brutal demostración de voluntad, de amor a una lengua y el lugar donde te ha llevado la vida, de decirle a los detractores que hiperventilan cuando oyen alguna cosa que no es el español, que en el mundo, que en la vida, hay más lenguas. Y que tendría que ser una inquietud de todo el mundo hablar cuantas más mejor.

Desde que llegó a Catalunya, a Girona, el entrenador madrileño, de Vallecas, se ha ganado el corazón de los gerundenses y de los catalanes. En la vertiente  profesional, porque lo que ha hecho este técnico con su equipo es un milagro que se recordará toda la vida. Clasificar a un equipo como el Girona, que hace cuatro días estaba en Segunda, para la Champions, hacerlo de la manera como lo ha hecho, con el mejor fútbol que se puede ver en el país y uno de los mejores de Europa, plantándole cara al Madrid durante buena parte de la temporada por el título de Liga, y goleando al Barça en los dos partidos disputados, en Montjuïc y en Montilivi (2-4 y 4-2), está al alcance de muy pocos. Después de la victoria del sábado contra los de Xavi, el Girona, que ha avanzado al Barça en la clasificación y ya es segundo, se ha clasificado matemáticamente para la Champions del próximo año. Que se preparen el Liverpool, el City, el Bayern y compañía.

Con motivo de este hito, Basté le ha entrevistado en El món a RAC1, una conversación, como decíamos, íntegramente en catalán. Desde que llegó a Girona Míchel nos ha enamorado con su comportamiento y ganas de aprender la lengua. ¿Por qué? Porque otra cosa no la entendería: "Lo tuve muy claro desde el primer día. Por mi educación, por mis padres y por la manera como somos en Vallecas, las tradiciones y la cultura. Para mí es fácil. Es cultura. Soy mejor persona ahora que hace tres años, seguro. Puedo hablar con gente que antes no. Es muy bueno para mí. No tengo ninguna duda que es mejor hablar catalán en un lugar donde todo el mundo lo habla". Un Míchel que alucina con que no todo el mundo haga como él: "Es difícil para mí pensar en nada malo de esta situación. Hay gente que lo piensa, y no lo entiendo. Lo tuve claro. Como entrenador es difícil expresarte en un idioma que no controlas. Prefiero cagarla que no hacerlo, aunque sea más fluido para mí hablar en castellano".

Por cierto, "Estoy empadronado todavía en Madrid, no puedo votar el domingo"... Todo llegará. Michel, claro y catalán... Y maravilloso.