Bendecido sea el que tuvo la genial idea de que las estrellas de TV3 hablaran de sus hijos por las redes sociales del SX3. Sí, la cadena catalana para los más pequeños, a menudo, cuestiona a muchas de sus grandes figuras para que se confiesen sobre su situación en casa. Entre la ternura de sus palabras y la imaginación de los seguidores pensando en su vida cotidiana, SX3 consigue su objetivo: acercar a las caras más conocidas de la familia a los espectadores. Aquí mismo hemos hablado de muchos hijos, los de Òscar Dalmau, los de Òscar Andreu, los de Ariadna Oltra... Pues bien, este fin de semana ha tocado a otra figura: Manel Alías.
Uno de los mejores reporteros de TV3 dejó huella en su cobertura en Rusia, donde hizo vida durante años y donde, maravillosamente, encontró el amor. Aquí mismo conocimos en su día a su pareja, Gènia, con quien se convirtió en padre. Ahora en Catalunya, la familia es feliz y, obviamente, no dudó a hablar de los hijos: uno de 15 años que ya tenía la pareja y otro de 5, que tuvieron juntos. La entrevista por SX3 empieza de forma espectacular, atentos: "El médico me dijo que sería bueno que el niño estuviera cuatro horas diarias al aire libre, bajo cero". Acto seguido, el periodista se presenta: "Soy Manel Alías Tort. Tengo dos hijos, uno de 15 años y uno de 5... Está todo dicho".
El protagonista confiesa: "Mis dos hijos son nacidos en Moscú. Eso ya de entrada ya marca. El hijo pequeño, por ejemplo, nació cuando en la calle, si no me equivoco estábamos a -12 o -14. El pequeño prácticamente ni se acuerda. Él sabe que es nacido en Rusia, pero vino con 2 años aquí. El grande sí, pero ahora por las circunstancias del país no vamos. Por lo tanto, es como una cosa ya lejana". Manel Alías toca la fibra hablando sobre cómo conoció a su hijo mayor: "A mi hijo mayor lo conocí con 7 años. Es decir, ya estaba hecho. Con el segundo ya participé en la fabricación, pero con el grande no. Lo conocí con 7 años, con todos aquellos miedos de si te aceptará, de si no... Y me lo puso muy fácil. Tengo una relación muy bonita y ahora, con el otro, estoy viviendo la época que todavía yo no he vivido como padre. De los 0 a los 7, no lo había hecho, ahora pasamos por los 5. De los 7 hacia adelante ya me lo conozco".
Ahora, la familia vive con la madre de Gènia y así lo llevan: "Ahora mismo tengo la suegra en casa. Eso quiere decir, como tenemos las habitaciones contadas, no tenemos ninguna habitación extra, la suegra está ocupando la habitación del niño pequeño. Y el niño pequeño, el de 5 años, entre yo y mi mujer. Tenemos que hacer ver que no nos gusta, pero en realidad me encanta que esté allí... Eso no puede ser... Se tiene que acostumbrar a ir a dormir a su cama... Pero ahora tengo uno adolescente. El adolescente lo querría hacer todo sin los padres. Entra y va directo a la habitación, le intentas hacer un cuestionario rápido y todo son sí, no, pam, pam hasta que cierre la puerta: hasta aquí". El protagonista vive la adolescencia de su hijo mayor como cualquier padre y reconoce que la relación entre los dos pequeños es fantástica: "Que se lleven tanta diferencia de edad es bueno y es malo a la vez. El pequeño puede entrar en el territorio del mal a una edad muy precoz. Se llevan muy bien y estoy muy contento de la relación que tienen". Qué maravilla de familia.