Hace algunas semanas que Telecinco estrenó TardeAR, el nuevo programa para la franja de la tarde presentado por Ana Rosa Quintana en sustitución del ácido Sálvame y con una pretensión de cambiar la tónica que había caracterizado la cadena hasta hace unos meses en vista del desgaste de la audiencia. En primera instancia, se advertía que la idea primigenia para este innovador espacio era dejar de lado la política. Todo mucho más blanco, evitando pitotes y apostando por la actualidad y la crónica social.

Un formato que no pasaba inadvertido desde el principio, con mesas de colaboradores cuestionablemente expertos en la nada y con el propósito de hablar de todo. Mario Vaquerizo, Alaska, Vicky Martín-Berrocal o la 'influencer' Marina Rivers, rostros escogidos para tratar temas como el beso de Rubiales en Hermoso o la contaminación. En ningún caso fue posible obviar las ideologías, porque estaban demasiado claras desde un inicio. Ahora, sin embargo, ya no se esconden. Las cifras de audiencia distan del éxito esperado, así que hay que recorrer a la fórmula quintanesca de siempre. Última aparición estelar: la de Federico Jiménez Losantos. Inequívocamente incendiaria.

Losantos reaparece en la televisión y solo porque a quien invita es Ana Rosa

Y es que si el comunicador tenía que volver a la pantalla pequeña aunque fuera por un rato breve después de mucho tiempo escondido tras el micrófono de la radio, desde donde propina todo tipo de apelativos que rozan demasiado la insolencia, eso solo se podía dar si lo hacía de la mano de una figura como la de Ana Rosa. Una charla distendida en que, como era evidente, no podían dejar pasar por alto ningún tema del momento, pero también algunas cuestiones más personales los gustos de Losantos. Como se alejó del maoísmo, su opinión sobre el conflicto israelí-palestino o su afición por el mundo del corazón. Asevera, también, que "Vox se está diluyendo". Sin olvidar los criticados —e insultantes— sobrenombres que pone a los políticos. Con la sorpresa de que la líder de Sumar ya no es Yoli Tenacillas y ahora la llama Barbie Astronauta. Olor a naftalina.

Hay que decir que su aparición estelar es de aquellas que desde un inicio empieza sin convencer buena parte de la audiencia. En la plataforma X, muchos internautas ya advertían de su descontento con este repulsivo 'crossover' y critcaven la decisión de "llevar a su plató al señor con condenas por incitación al odio e insultos machistas". "La misma calaña" y "Dios los cría y ellos se juntan", también escriben. Claro está.

El periodista advierte de una "revolución comunista" y desbarra contra Puigdemont

Si alguien se había asustado pensando que Losantos no se había guardado una de sus características perlas por la situación política actual en el estado español, que no sufra más. Más allá de hacer gala de un humor rancio sobre cómo llamar a los personajes, no teníamos ninguna duda que se tenía que pronunciar y desbarrar en materia de amnistías y Puigdemonts.

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Ana Rosa y Losantos en TardeAR. / Telecinco

Poco antes de marcharse de plató, Federico aprovechaba para remitir a la reedición de su libro con un prólogo sobre los cinco años de Sánchez en el gobierno. "En Rusia dijeron el 17, una revolución comunista aquí no puede pasar. Pasó. En China, una civilización milenaria, no puede pasar. Pasó", empezaba, remitiendo también a Cuba, a Colombia, a Perú, a Argentina y a Chile. "Está pasando en todas partes, y por supuesto en España va a pasar, salvo que acabemos con Sánchez""Espero que aquí no pase", responde Quintana. La colisión perfecta para cerrar con el mensaje directo hacia Catalunya: "Si tú haces que se vote la amnistía, que significa ilegalizar desde el rey hasta el último policía (...), porque le conviene que este cobarde que salió huyendo en un maletero. El forajido (...). Alguien capaz de hacer eso solo puede mantenerse en el poder con la dictadura".

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El "crossover repulsivo". / Telecinco

Se les ha quedado un espacio fabuloso. Ideológicamente libre de otras ideologías.