La llegada de Kylian Mbappé a Madrid fue un acontecimiento global. Fruto de ese cambio, también su vida personal se transformó por completo. El delantero francés dejó atrás París. Dejó atrás su rutina. Y también la casa donde creció. Y ahora construye un nuevo hogar en la exclusiva urbanización de La Finca, en Pozuelo de Alarcón, una de las zonas más seguras y lujosas de España. Su nueva etapa exigía estabilidad. Exigía espacio. Exigía privacidad. Y él lo encontró.
Pero Mbappé no quería estar solo en su aventura. Para él, la familia es lo más importante. Por eso tomó una decisión muy poco habitual incluso entre las grandes estrellas del fútbol: vivir en dos casas. Una para él. Otra para su madre, Fayza Lamari, que además es su representante y una figura clave en su carrera. Así, ambos permanecen cerca. Muy cerca. Tan cerca que pueden verse todos los días sin perder independencia.
Mbappé se hace con dos casas en Madrid, una para él y otra para su madre
La vivienda principal de Mbappé es espectacular. Está valorada en 11 millones de euros. Tiene origen futbolístico, porque perteneció a Gareth Bale. Y ofrece todo lo que un deportista de élite puede necesitar. Cuenta con siete dormitorios, once baños, varias terrazas, un campo de golf privado, sala de cine, jacuzzi, piscina, y un enorme garaje con capacidad para seis coches. En total, más de 15.000 m² de parcela y 1.200 m² construidos. Un refugio moderno, minimalista y rodeado de naturaleza.
La casa destaca también por sus ventanales gigantes. Abren las estancias al exterior. Multiplican la luz natural. Refuerzan ese concepto de hogar abierto y sofisticado. Y esconden un detalle exclusivo: un minigolf con réplicas de hoyos icónicos, como los de Augusta, Sawgrass o el famoso Postage Stamp del Royal Troon. Un capricho al alcance de muy pocos.
La segunda vivienda, destinada a su madre, es más discreta. Más compacta. Más práctica. Pero sigue siendo una propiedad de lujo dentro de La Finca. Lamari ha optado por un alquiler, sin compromiso de compra, para adaptarse poco a poco a la ciudad. Lo esencial, sin embargo, ya está conseguido: vivir a minutos de su hijo sin invadir su espacio.
