Kiko Rivera, el popular DJ e hijo de Isabel Pantoja, ha revelado recientemente una nueva incorporación a su hogar que promete convertirse en su refugio preferido este verano: una piscina en la azotea de su vivienda en Castilleja de la Cuesta, Sevilla. La pareja, formada por Kiko e Irene Rosales, ha compartido orgullosa esta novedad, describiéndola como un rincón "muy refrescante" en redes sociales y asegurando que ya están "exprimiéndola" al máximo.

Desde principios de 2021, Kiko e Irene residen en una amplia casa tipo chalet en esta localidad sevillana, a tan solo seis kilómetros de Sevilla capital. Aunque originalmente optaron por un contrato de alquiler, con el paso del tiempo han logrado transformar esa vivienda en un auténtico hogar familiar. Se trata de un inmueble de dimensiones considerables: cuatro habitaciones, garaje y una extensa terraza en la azotea, donde recientemente han colocado la piscina desmontable rectangular. El anuncio del nuevo elemento en su hogar coincidió con una ola de calor que ya comenzaba a hacerse notar en el sur de España, convirtiendo la piscina en una solución perfecta para lidiar con las altas temperaturas estivales y disfrutarla en familia.

Un rincón familiar y versátil

Más allá de su capacidad para combatir el calor, esta piscina representa un espacio de esparcimiento familiar. Kiko y Irene tienen dos hijas en común, a las que se suma el hijo mayor de Kiko de su relación anterior con Jessica Bueno. La piscina invita a reunir a toda la familia y, posiblemente, a sus amigos más cercanos, en un ambiente íntimo y relajado. En redes, Irene ya ha sido fotografiada tomando el sol en la terraza, disfrutando del nuevo rincón. Según comentan fuentes cercanas, esta instalación no sólo busca comodidad, sino también reforzar la sensación de hogar y bienestar que tanto ansían, sobre todo tras las tensiones que han vivido los últimos años.

Un refugio personal tras años de crisis

Este refugio en Castilleja de la Cuesta representa mucho más que un capricho estival para Kiko. Tras alejarse por varios años de los focos televisivos e incluso distanciarse públicamente de su madre, Isabel Pantoja, el DJ ha encontrado en este municipio su propio espacio de paz. De hecho, en junio, durante la comunión de su hija Ana, Kiko compartió un emotivo mensaje dirigido a su pequeña, donde quiso que entendiera que "no importa quién no ha estado hoy… lo verdaderamente importante es quién te ha acompañado". Esa frase refleja bien el nuevo enfoque de su vida: priorizar la familia nuclear y el bienestar emocional.

También destaca su declaración de amor hacia Irene con motivo de su 34 cumpleaños, describiéndola como “la luz que apareció cuando todo lo que me rodeaba era oscuridad” y “mi hogar, mi fuerza”. En este sentido, la piscina en la azotea se convierte en el escenario físico de un testimonio emocional: marca un antes y un después, consolidando el equilibrio que ha encontrado en su relación y entorno.

Más que una piscina: un símbolo de estabilidad

A nivel constructivo, la piscina es desmontable, rectangular y adecuada para uso doméstico en terrazas. Este tipo de instalación permite flexibilidad: se puede montar y desmontar según las necesidades o el paso de las estaciones. Su ubicación en la azotea maximiza la vista y la privacidad, lo que la convierte en un lugar ideal para relajarse tras sus sesiones como DJ o sus directos en redes sociales. Kiko mantiene también una zona de despacho en casa, desde donde realiza muchos de sus proyectos digitales, mientras Irene aprovecha sus estilismos para su comunidad de 708 000 seguidores en Instagram. La piscina se integra así en un entorno multifuncional: ocio familiar, trabajo digital y bienestar personal.

Un futuro prometedor en lo personal y profesional

La instalación coincide con un buen momento vital para la pareja. Tras surcar aguas turbulentas el año pasado por problemas de salud del DJ (un cateterismo cardíaco en 2023, entre otros) y desavenencias familiares, la creación de este espacio refleja un deseo de vivir plenamente. Además, Kiko sigue trabajando en su carrera musical, como demuestran sus apariciones y actuaciones ante los vecinos de Castilleja, a quienes les pinchó música en un evento local. “Este pueblo molaba… bastó poco para darme cuenta”, admitió. Así, esta piscina no es solo un elemento decorativo, sino un símbolo: la confirmación de que han encontrado estabilidad, que han convertido un hogar de alquiler en un lugar con alma y que, frente a los problemas familiares o de salud, están construyendo una nueva etapa más familiar, serena y sólida.