El nombre de Kiko Rivera vuelve a resonar con fuerza en el panorama mediático, y no precisamente por su fallido matrimonio con Irene Rosales, sino por el boom de bolos que disparó su caché tras su paso por Supervivientes 2011. El DJ, heredero de un apellido marcado por el brillo y la controversia, ha logrado transformar noches de discotecas en auténticas minas de oro, donde una simple foto podía costar más que un mes de trabajo de un ejecutivo de alto nivel.
El hijo de Isabel Pantoja se consolidó como una figura de gran rentabilidad económica en el mundo del ocio nocturno, mucho antes de su carrera musical o sus apariciones en televisión. Y es que, a sus 18 años, su presencia en discotecas ya era un negocio extremadamente lucrativo. De hecho, lejos del foco mediático por los conflictos familiares, Rivera ha afirmado que su verdadera fortuna se construyó gracias a los conocidos "bolos" en discotecas. Estos trabajos, que inicialmente consistían en posar con los fans y dejarse ver en los locales, se convirtieron en un negocio tan rentable que su caché se disparó.
De cobrar 1.500 euros a facturar 60.000 en una sola noche
Los inicios de Kiko en el mundo de los bolos fueron casi anecdóticos. Su primer evento, en una discoteca de Castellón, le reportó 1.500 euros por posar con los asistentes. Sin embargo, lo que parecía un pasatiempo pronto se convirtió en un negocio millonario: su caché se multiplicó hasta el punto de llegar a embolsarse 60.000 euros en una sola noche. Hubo jornadas en las que el hijo de Isabel Pantoja recorría tres discotecas distintas, acumulando cantidades astronómicas que alimentaron tanto su fama como sus excesos. No obstante, el propio Kiko ha reconocido en entrevistas que, a pesar de haber amasado varios millones a lo largo de su vida, no supo administrarlos. De hecho, llegó a arruinarse en más de una ocasión, confirmando que la montaña rusa de su economía es tan mediática como su vida sentimental.
Entre lujos, deudas y el salto al mundo DJ
Aunque la época dorada de los bolos terminó, Kiko encontró en la música una segunda oportunidad. Se reinventó como DJ, dejando atrás las fotos en discotecas para centrarse en un trabajo en el que asegura sentirse realizado. Aunque los ingresos actuales no se acercan a los de antaño, Rivera disfruta de contratos exclusivos que lo mantienen en la órbita de la élite nocturna. Uno de sus mayores hitos fue ser contratado por Willyrex para pinchar en su boda, experiencia que lo acercó a su ídolo, el popular youtuber ElRubius.
Hoy, con 41 años, los titulares vuelven a poner el foco en sus inversiones. Según reveló el periodista Saúl Ortiz en Fiesta, el primo de Anabel Pantoja habría adquirido una casa con piscina en una urbanización de lujo en Mairena del Aljarafe, valorada en medio millón de euros. Una compra que sorprendió a muchos, sobre todo tras las repetidas confesiones de sus problemas económicos.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Distintos medios han apuntado que el piso que posee en San Sebastián de los Reyes, Madrid, podría acabar en subasta, lo que alimenta aún más la teoría de que la economía de Kiko sigue siendo tan inestable como sus apariciones públicas. Mientras tanto, él se mantiene en silencio, sin confirmar ni desmentir estas informaciones, fiel a su estilo de mantener a todos con la duda.