Acostumbra a pasar en todas las familias: los abuelos confunden los nombres de sus nietos y los intercambian. Los quieren a todos por muy igual pero el nombre de pila de cada nieto es una elección de los hijos y eso impide a los abuelos tenerlos tan interiorizados. Es natural y resulta divertido. El problema aumenta exponencialmente cuando el patriarca de una gran familia ve multiplicada su descendencia. Es el caso del cocinero más famoso de España: Karlos Arguiñano ha triplicado su familia, tiene 7 hijos y 14 nietos y un domingo en la mesa son 21 Arguiñanos, sin contar la familia política, los maridos y mujeres de los hijos. Y los dos abuelos: Karlos y su mujer Luisi Ameztoy.

Luisi i Karlos con una de las sseves hijas, twitter
Luisi y Karlos con Maria, una de sus hijas, twitter
Charly Arguiñano Instagram
Txarly Arguiñano, Instagram

Los hijos se han dedicado todos a la empresa familiar cocinando, siendo jefes de sala, haciendo el vino o gestionando los restaurantes. Solo uno de los hijos Txarly rehuyó el ADN Arguiñano y es director de fotografía en el cine y en la TV. No es que no cocine, adora los fogones pero en casa, no como un trabajo. Los siete hijos de Karlos son vascos de cuajo y con el nombre ya pagan: Eneko, María, Zigor, Txarly, Martín, Joseba y Amaia. Unos nombres fáciles de retener, tienen coherencia y son muy vascos. Pero a la hora de poner nombres a los nietos, cada hijo ha seguido su criterio y el pobre Karlos Arguiñano no superó el reto que le puso sobre la mesa de El hormiguero Pablo Motos: que recitara de memoria el nombre de pila de los catorce nietos. Spoiler: no pudo con todos. Se quedó en blanco cuando llevaba once, desfondado. Seguro que la abuela, Luisi, recuerda los catorce. Ay, las abuelas.

Ciertos entornos madrileños consideran "exóticos" los nombres vascos y los piden prestados. Así en Madrid hay muchos niños que se llaman Iker, Jon o Unai. El portero estrella del Real Madrid se llama Iker y es de Móstoles. El ejemplo más extremo es Cristina Pedroche que siendo de Vallecas ha puesto a sus dos hijos Laia e Isai, argumentando que adora los nombres en euskera y reconociendo que creía que Laia era un nombre vasco cuando es Eulalia en catalán. Por esa moda existe mucho interés en conocer los nombres de los catorce nietos de Karlos Arguiñano. La tradición de nombres vascos se está perdiendo en Euskadi y muchos padres optan por nombres más originales. Arguiñano se lamentaba: "Lo que más me está costando de mis nietos son los nombras y además les ponen nombres de ríos africanos". Y llega el gran momento, el chef coge aire, pone el cerebro a recordar y empieza a recitar los catorce nombres. Son Uxue, Bittor, Anne, Kemen, Maya, Manex, Iua, Kaia, Aimar, Lore, Pam... y entonces el cerebro dijo basta y el abuelo Arguiñano de 76 años lo salva con una genialidad de las suyas: "y otros tres chavales".