La plantilla de RTVE es descomunal: 6.500 profesionales. Un gentío, sí, pero no suficiente para erradicar un despropósito mayúsculo: que Juan Carlos Rivero siga retransmitiendo partidos de fútbol en directo. El madrileño es el líder del despliegue de la tele pública española en el mundial de Catar, y se encarga poner voz a las citas de la selección dirigida por Luis Enrique Martínez. Un trabajo que conoce con creces, ha narrado muchos partidos de España a lo largo de su carrera. Tener tanta experiencia, sin embargo, no le ha hecho mejorar. Todo lo contrario, es como ver un cangrejo entre las rocas. Va marcha atrás. Cada día lo hace peor. Y mira que ha firmado actuaciones de nivel ínfimo. Pues no ha tocado el fondo del pozo, se supera en cada ocasión. Anoche destrozó el sorprendente España - Japón que cerraba la fase de grupos.

Rivero no da la talla para hacer de locutor de partidos de esta categoría ni para presentar tertulias. Una opinión compartida por la gran mayoría de aficionados que siguen el fútbol por televisión. Lo consideran un muermo, un indocumentado y un humorista frustrado. Este sería un resumen muy fidedigno del personaje, por mucho que le pese. Sí, ya sabemos que en TVE no comparten esta opinión, pero vaya: no está la tele como para presumir de criterio y de acierto. Su situación es crítica, ha pasado de referencia a residual en un abrir y cerrar de ojos. Y tampoco sirve el argumento de "mira qué audiencia estratosférica han hecho": los partidos de 'La Roja' los podría locutar Doña Rogelia o la voz de Google Maps, que seguiría marcando un 60% de share. No tiene ningún mérito. Lo que es de mérito es hacerlo con tan pocas ganas y provocar el enfado y la estupefacción del personal.

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Juan Carlos Rivero, el locutor oficial de la selección española en TVE / @telediario_tve

Juan Carlos Rivero, un desastre durante el España - Japón

Vamos por partes. Los espectadores sufrieron un espejismo cuando tenía que empezar el partido: Rivero no estaba. Un problema técnico con los micrófonos impedían que el narrador se hiciera cargo de la retransmisión. La alegría duró poco, y finalmente se ponía al frente de la emisión acompañado por Iker Casillas y Javi Martínez. Eso sí, fue volver y pifiarla. Tiene el reloj estropeado o estaba pensando en otra cosa: "Son las 7 de la tarde", cuando en realidad eran las 8, hora de inicio del match. Pero vaya, una anécdota comparado con el gran error de Juan Carlos, que viendo la remontada de Japón y lo que pasaba momentáneamente en el Costa Rica - Alemania, entró en shock. Se empecinó en que los de Lucho necesitaban dos goles para pasar a octavos de final. Que tenían que ganar en Japón. Su calculadora al punto limpio. Su criterio también. Todos sabían que con un empate bastaba, menos él. El especialista. Para llorar.

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Juan Carlos Rivero, Iker Casillas y Javi Martínez / TVE

Rivero hace bromas con el infarto de Iker Casillas

Tampoco pasó desapercibido otra costumbre, la de hacer bromitas y chistes de cenas de Navidad cuñadas. Comentarios dirigidos a Iker Casillas, que sufrió un infarto hace 3 años, y en los que siempre jugaba con la palabra "corazón". Lo hizo durante el España-Alemania "no apto para corazones débiles" (Casillas entró al trapo, "dímelo a mí"), y se ve que le hizo tanta gracia que contra los nipones insistió hasta la extenuación. "A ti del corazón mejor no te digo nada. Que yo se que lo tienes muy grande", entre otros. Cada dos minutos soltaba una. Lo trinchan en redes.

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Iker Casillas después de sufrir el infarto, con Sara Carbonero / GTRES

Tarjeta roja a Rivero, por favor. O por caridad.