"El programa no tiene guión. Cada tertuliano hace lo que quiere". Son palabras del director y presentador de El Chiringuito, Josep Pedrerol, defendiendo que en su exitoso programa de las medianoches de Mega, todos dicen lo que piensan. Y seguro que es así. Y la muestra la tienen en Jota Jordi. Pero vamos por partes. ¿Que algunos colaboradores exageran sus opiniones o la exposición de estas? Posiblemente. Hay quienes hacen bandera de su madridismo o barcelonismo hasta límites exagerados, algunos con una teatralidad que provoca sonrisas, seas o no de sus equipos. Es el caso de Tomás Roncero o Cristóbal Soria, que entienden la parte de show a la que también se deben. Otros, se lo toman con más trascendencia, pero el programa no engaña: una bancada eminentemente merengona contra una eminentemente culé, con algún colchonero, bético o valencianista de por medio. Sin olvidar al mismo conductor, a menudo, quién se moja más a la hora de opinar sobre cualquier tema.

Tomas Roncero bruja El Chiringuito de Mega

Mega

Defender al Madrid o al Barça en El Chiringuito tiene sus derivadas: los tertulianos saben que provocarán odios o simpatías a partes iguales por parte de los espectadores y la red. Entra dentro de lo que se espera. La máxima rivalidad es lo que tiene. Pero de vez en cuando hay un colaborador que recibe unos comentarios que acostumbran a traspasar líneas rojas. Un tertuliano barcelonista que recibe una virulencia lamentable. ¿Cuando el Barça ha goleado al Madrid? No. Cuando se ha pronunciado por cuestiones extradeportivas. El 1 de octubre o la reciente sentencia al procés son dos casos. Hablamos de Jota Jordi, "agente FIFA, catalán y del Barça," como indica el perfil de su twitter.

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@jotajordi

Jota Jordi se viste por los pies y dice lo que siente. El unionismo más rancio, sin embargo, ya sea a través de exaltados tuiteros o periodistas hiperventilados, no le perdona que pueda tener sus ideas sobre Catalunya y lo lapida, si hace falta, incluso, mintiendo: "independentista que cree que la suya, su raza, la de los catalanes, es superior a cualquier otra", "racista","terrorista", etc... Alfonso Rojo y Periodista digital lo tienen entre ceja y ceja, claro está que en este caso, si alguien como Rojo te deja a caer de un burro, ya se puede sentir orgulloso.

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Mega

No tiene que ser fácil, sin embargo, hacer lo que hace él, comentar y argumentar su punto de visto sobre la cuestión catalana sabiendo que el mismo presentador ha criticado duramente que, especialmente en el Barça, se mezcle política con deporte. O que, sin ir más lejos, después de la condena a los presos y del posterior comunicado del Barça ("La prisión no es la solución. El club pide a todos el responsables políticos que lideren un proceso de diálogo y negociación para resolver este conflicto, que también tiene que permitir la liberación de los líderes cívicos y políticos condenados)", Pedrerol dijera que "En el Barça hay gente independentista y gente que no lo es. Con lo cual que un club o un dirigente haga una nota diciendo lo que piensan todos es engañar a la gente. Y os digo algo a los culés que estáis hoy enfadados porque sentís que os han echado del club: el Barça está muy por encima de todo eso. ¡Ni caso!".

¿Y qué dijo Jota Jordi? El tertuliano compareció visiblemente triste. El día, y la sentencia emitida por el TS, era para estarlo: "Es mi ciudad, mi pueblo... sigo sin entender cuál ha sido el momento en que algo ha fallado y que estemos en esta situación". Sobre el comunicado del Barça, afirmaba sentirse "orgulloso. Respeto a los socios que no se sientan identificados, pero el Barça es esto, es 'más que un club'. El Barça no se posiciona a favor de ningún tipo de independentismo, simplemente pide una solución que sirva para algo":

Palabras sinceras. Sensatas. Y tremendamente respetuosas. No así los abyectos ataques e insultos recibidos. Con la iglesia hemos topado. Jota Jordi ha 'osado' criticar el ensañamiento de la sentencia con los condenados, poniendo en duda que sirva para nada. Y las hordas han empezado a sacar bilis:

Así está el patio. Todo muy tolerante. Pero que los insultos, por duros que sean de tragar, no disminuyan la moral de Jota Jordi. Ladran, luego cabalgamos.